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«Con el Rosario se ganan batallas»

Un verdadero retrato del Padre Pío estaría incompleto si no habláramos de su devoción y dependencia filial a la Santísima Virgen. De hecho, el pilar de su vida fue desde siempre la Virgen, su Madonna querida. Ella fue su soporte, su consuelo, su refugio. En su larga vida apareció siempre la figura de la Virgen, en sus años de la infancia como madre tranquilizadora y en las horas más oscuras de su vida como aliada en el combate.

El triunfo de la Virgen prepara el triunfo de Jesucristo, y la plena revelación de sus misericordias

En el pontificado de Benedicto XV, el papa que con motivo de la guerra que asolaba entonces a Europa proclamó a María Reina de la Paz, la Santísima Virgen se aparecía en Fátima presentándose como la Señora del Rosario y pidiendo al mundo que se consagrase a su Inmaculado Corazón.¡Cuán admirable resulta pensar que de este modo, por voluntad de la misma Reina celestial, el acto de consagración del mundo al Inmaculado Corazón de María, paralelo al acto más grandioso del papa de las encíclicas marianas, empezase por la dulce invocación que el propio León XIII añadió a las letanías lauretanas: Reina del Santísimo Rosario! Conviene, ciertamente, considerar la maternal intervención de María en nuestros tiempos: he aquí lo que escribía el padre Enrique Ramière en «Las esperanzas de la Iglesia»

«Soy la señora del Rosario». Y con ello nos lo dijo todo

Cristiandad dedicó en agosto-septiembre de 1949 un número a la Virgen de Fátima y al Rosario pidiendo que la Virgen peregrina de Fátima visitara la ciudad de Barcelona. Reproducimos a continuación un artículo de Fhahm O.P. de dicho número sobre la Virgen de Fátima y el rezo del Rosario.

La reparación al Corazón Inmaculado de la Virgen María

El mensaje de la Virgen en Fátima contiene muchas cosas: la manifestación de que el mundo se ha apartado de Dios y la amenaza de un castigo; la invitación a la conversión; la petición de hacer penitencia para la conversión de los pecadores y de rezar el rosario para conseguir la paz del mundo; la invitación a consagrar Rusia al Corazón Inmaculado de María para evitar que extiende sus errores por el mundo; el mandato de construir allí un santuario donde los hombres vengan en peregrinación, etc.