
Por fe sabemos que nuestros primeros padres fueron creados no solo con los dones propios de la naturaleza humana, sino que fueron hechos partícipes de la naturaleza divina, a través de la gracia santificante y la inhabitación del Espíritu Santo en sus almas. Por esto, cuando Satanás les ofreció «seréis como dioses», les estaba ofreciendo algo que, en realidad, ya tenían.