EN mayo de 2021 se conoció la noticia del atroz descubrimiento de fosas comunes donde habían sido enterrados más de 200 niños indios recluidos forzosamente en el internado católico de Kamloops y luego asesinados. Un año después, todavía no hay rastro de los restos de ningún niño indio en los alrededores de la escuela.
«No se ha encontrado ni un solo cuerpo», ha declarado al New York Post Jacques Rouillard, profesor emérito del departamento de Historia de la Universidad de Montreal. Un portavoz de la tribu local
Tk’emlúps te Secwépemc confirma que no se ha exhumado ningún cuerpo y que no se ha fijado ninguna fecha para una posible excavación.
«Se trata de la mayor noticia falsa de la historia de Canadá», afirma Tom Flanagan, profesor emérito de
Ciencias Políticas de la Universidad de Calgary. «Todo este asunto de las tumbas sin nombre y los niños desaparecidos ha provocado un pánico moral. Llegaron a creer cosas para las que no hay ninguna prueba y la historia cobró vida propia». Todo surgió del trabajo de una joven antropóloga de la Universidad del Valle de Fraser, Sarah Beaulieu, que escaneó el lugar y dijo que los sensores remotos habían detectado «anomalías » y «reflejos» que indicaban que los restos de los niños podrían estar enterrados en el lugar.
Eldon Yellowhorn, profesor y presidente fundador del departamento de Estudios Indígenas de la universidad, indio Pie Negro cuyos familiares fueron alumnos de esos internados, lleva buscando e identificando tumbas de niños desde 2009 en nombre de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación
de Canadá. Las tumbas que ha encontrado hasta ahora son las de verdaderos cementerios, con niños que murieron no siempre por motivos claramente definidos pero en su mayoría por enfermedades
diagnosticadas, como la gripe española.
Yellowhorn no niega que pueda haber cuerpos de niños en Kamloops, pero todo lo que tenemos hasta ahora son «reflejos» de radar y habría que buscar…
Los profesores universitarios canadienses que ahora han denunciado el engaño también cuestionan los
informes que afirman que al menos 150.000 niños indígenas fueron obligados a asistir a internados. Flanagan y otros argumentan que esta cifra es, en el mejor de los casos, engañosa, ya que un gran porcentaje de padres indios optaron voluntariamente por los internados como única forma de que
sus hijos recibieran una educación.
Tomson Highway, conocido compositor, autor y pianista indio, ha declarado que: «fui porque mi padre
quiso. Era analfabeto y no quería que nos pasara lo mismo a sus hijos, así que fuimos». La escuela Guy Hill a la que asistió no era perfecta y Highway declara que fue testigo y víctima de algunos abusos. Pero «no vi ninguna muerte extraña… La mayoría de los blancos que estaban allí eran amables. La educación que recibí allí… me preparó para la vida».
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