Tras hacer escala en Cuba y reunirse con el patriarca ruso Kiril en el aeropuerto de La Habana, el pasado 12 de febrero el papa Francisco llegó a México como «misionero de la misericordia y de la paz». Como misionero, «para decirles que Jesús los quiere mucho, pero también como hijo que quiere rendir homenaje a su madre, la Virgen de Guadalupe, y dejarse mirar por ella». Tras ser recibido a ritmo de mariachis, símbolo del ambiente festivo que le ha acompañado durante toda su estancia, el Papa recorrió distintos puntos de la geografía mexicana (Ciudad de México, Ecatepec, Tuxtla Gutiérrez, San Cristóbal de las Casas, Chiapas, Morelia y Ciudad Juárez) acompañado por más de diez millones y medio de personas. Recogemos algunas de sus intervenciones durante un viaje apostólico cuya enseñanza ha tenido como clave la oración y la acción.
Impacto socioeconómico de la actividad cultural de la Iglesia
Afirmaba León XIII en una de sus clarividentes encíclicas que «la Iglesia, aunque por sí misma y en virtud de su propia naturaleza tiene como fin la salvación y la felicidad eterna de las almas, procura, sin embargo, tantos...










