Mehdi Emmanuel Djaadi, antiguo musulmán ahora católico, ha sido entrevistado en el Appel de Chartres. En dicha entrevista toca una cuestión cada vez de mayor importancia en países de Europa, como Francia, donde entre la creciente población musulmana ya no son infrecuentes los casos de conversión al cristianismo. En la entrevista, Mehdi Emmanuel Djaadi explica la situación así:
Cuando uno pasa del islam al catolicismo, ¿qué encuentra y qué le falta?
Creo que si hubiera sido un emigrante musulmán habría sido mejor acogido por la Iglesia que como musulmán que descubre a Cristo porque para eso no hay nada o casi nada. Acoger a un inmigrante, acoger a un pobre, eso es fácil. Pero acoger a alguien que ha dejado una religión, que a veces ha sido rechazado, perseguido, es otra cosa. Los conversos a veces nos molestan culturalmente, pero también religiosamente, en nombre del diálogo interreligioso. Alguien que llega y dice «Pero si tú tienes un tesoro, yo he gustado este tesoro, ¿por qué no quieres compartirlo con el mayor número posible?». Se le dirá muy a menudo que es la pasión del converso, que ya se calmará. De hecho, es con estas palabras como se corre el riesgo de que se apague la pasión. Uno empieza a plantearse cuestiones, diciéndose «quizás sea yo el problema»: hay que ser discreto con nuestros correligionarios de origen porque la apostasía se castiga con la muerte, hay que ser discreto en nuestra nueva comunidad porque no debemos alterar el diálogo interreligioso, sobre todo no hay que evangelizar a los musulmanes, etc… Es difícil tomar una posición.
Sin embargo, hay nuevas conversiones de forma regular, ¿significa eso que en algún momento, a pesar de todo, se ha llegado hasta ellos?
Son muchos quienes te cuentan que han sido rechazados dos y hasta tres veces por sacerdotes que tienen miedo al escándalo, que quieren discreción y prefieren no hacer nada. Afortunadamente, no todos los sacerdotes lo hacen, pero hay pocas estructuras, incluso laicales, para ayudar y acompañar a estas personas y luego integrarlas en la comunidad parroquial; ésta es una de las razones por las que varios hemos fundado Mission Ismérie. Estamos organizando también una peregrinación los días 5 y 6 de junio a Notre-Dame de Liesse para que nos podamos reencontrar. El objetivo es responder a estos problemas de acogida y acompañamiento humano, material y profesional. Esto también permite que los miembros laicos se formen y sigan un catecumenado.
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