Escribe Enrique García-Máiquez en Diario de Cádiz sobre la iniciativa del gobierno español de subir los impuestos de los colegios privados y de la sanidad privada un 21%. Y pone de relieve que no se trata de una maniobra económica, sino de una nueva vuelta de tuerca contra la libertad: «Centrémonos en los centros educativos, aunque mutatis mutandis lo mismo podría decirse para la Sanidad. Lo evidente
es que aquí no es la economía… ¿Cómo que no, si hablamos de impuestos? Pues porque también hay
que contar que muchas familias, que ya están con el agua al cuello, no podrán aguantar este nuevo y enésimo tirón fiscal en tiempos de crisis y se llevarán a sus hijos a la enseñanza pública, generando
un gasto extra al sistema, mientras dejan de pagar el IVA. Las familias que confían, en el ejercicio de su
derecho constitucional de educar a sus hijos como desean, en los colegios privados suelen ser las que
más impuestos pagan, incluyendo aquellos que van a financiar una educación pública que no usan.
[…] No obstante, ni la contabilidad ni el sentido de la justicia distributiva frenarán los planes del
Gobierno, porque lo que quieren, bulímicos, es comerse el margen de libertad de las familias españolas. Naturalmente, la educación es una pieza esencial en su plan de adoctrinamiento, como describía brillantemente el columnista Hughes: “La unanimidad mediática produce el relato del presente, la Educación produce el relato del futuro y la Memoria Histórica manufactura el pasado”.
En realidad, suben los impuestos a la libertad, como si fuera un bien de lujo, que es lo que en la práctica empieza a ser, para desgracia de tantas economías familiares bastante ahogadas ya. Transmitir al subconsciente social que la libertad es cara, insolidaria e innecesaria es el objetivo prioritario».
La Misericordia de una madre para con su hijo
En la alocución que el beato Pablo VI pronunció con motivo de la clausura del Vaticano II (7-XII-1965) el pontífice hizo estas inspiradas consideraciones: «el humanismo laico y profano ha aparecido, finalmente, en toda su terrible estatura y, en...