Mathieu Bock-Côté es un sociólogo, nacido en Lorraine (Quebec), colaborador habitual en Le Figaro, donde ha publicado una columna a propósito de la veintena de sacerdotes fallecidos en el norte de Italia tras acompañar a los enfermos de coronavirus.
Allí señala que frente a una modalidad para la que la religión es ininteligible, «que quiere ver en ella una superchería cuyos últimos residuos deben ser eliminados», «el hombre que se arrodilla para rezar no renuncia a una comprensión racional del mundo, sino que reconoce que el mundo se presenta en última instancia como un misterio al que la cruz da la posibilidad de una respuesta encarnada».
Y concluía: «los sacerdotes de Bérgamo han encontrado en su fe la capacidad de un último sacrificio, el más insensato de los dones para quienes se empeñan tercamente en ver el mundo dentro de los límites de un estrecho materialismo: el de su propia vida para ofrecer una última oración. No todo el mundo tiene que hacer lo mismo en estos momentos de necesario y generalizado confinamiento. Pero no está prohibido confesar la admiración conmovedora ante aquellos que han creído más allá de todo y han asumido su vocación hasta el martirio.»
Marcha por la vida en Washington
Alrededor de seiscientas cincuenta mil personas se congregaron el pasado 25 de enero en Washington D.C. en la «Marcha por la Vida», protestando contra la legalización del aborto en Estados Unidos bajo el lema «40 Años=55 millones de bebés...