Otro de los actos organizados estos últimos días para solicitar a Dios la liberación de la humanidad de la pandemia del coronavirus es la veneración de la Sábana Santa durante una celebración litúrgica presidida por monseñor Cesare Nosiglia, arzobispo de Turín, en la que tuvo lugar la ostensión extraordinaria de esta reliquia y que fue retransmitido en directo a todo el mundo.
«En estos tiempos difíciles y complejos –afirmó monseñor Nosiglia–, muchos, incluso los creyentes, ya no tienen ojos para ver y reconocer a su lado al Señor, la fuente de esperanza y fortaleza para enfrentarse serenamente y con coraje a la situación de una epidemia que siembra la muerte. La Sábana Santa nos ayuda a ir más allá. (…)
»El río de peregrinos que a lo largo de los siglos ha pasado frente a la Sábana Santa está formado por personas que son como gotas de una humanidad necesitada de Dios, de su afecto misericordioso, de su comprensión amorosa y solidaria y que quiere sentirse amado por un gesto de predilección, acogido por un abrazo cariñoso que alienta y une.
»Entonces, junto con el papa Francisco, podemos decir que la nuestra no es una simple observación de la Sábana Santa, sino que es dejarse mirar por ella; esa cara tiene los ojos cerrados y la cara de un difunto, pero misteriosamente nos mira y desde el silencio habla para hacernos comprender qué gran sufrimiento tuvo que sufrir a causa de nuestros pecados (…).
»¿Cómo es posible, cómo es que la gente fiel quiere detenerse frente a este icono de un hombre azotado y crucificado? Debido a que la Sábana Santa nos invita a contemplar a Jesús de Nazaret, muerto y resucitado. Su imagen impresa en la tela habla a nuestro corazón y nos empuja a subir al Monte del Calvario, a traer el bosque de la cruz con él y sumergirnos en el silencio elocuente del amor y dejarnos alcanzar por esta mirada que no busca nuestros ojos sino nuestro corazón. (…)
»Este cuerpo torturado expresa una majestad soberana y como si mostrara una energía contenida pero poderosa y como si dijera: “Ten confianza, no pierdas la esperanza, la fuerza del amor de Dios, el poder del Resucitado, vence toda adversidad, incluso la muerte”. La Sábana Santa nos invita a aceptar este anuncio: “Más fuerte es el amor”; y ser testigos de él todos los días a través de los signos de esa caridad que despierta la esperanza en los corazones de los pobres y de quienes lo acogen con fe».