Irlanda del Norte, el Ulster, era un reducto donde, principalmente gracias a la influencia de los protestantes locales, la defensa de la vida y la familia seguían en vigor. Ya no. Una curiosa alianza entre los nacionalistas irlandeses del Sinn Féin y el Parlamento británico ha impuesto, contra los deseos de la población norirlandesa, el aborto y el matrimonio entre personas del mismo sexo en Irlanda del Norte.
El gobierno norirlandés cayó en enero de 2017 con la dimisión del republicano Martin McGuinness (fallecido poco tiempo después), del Sinn Féin, como viceprimer ministro. Tras la caída del gobierno, la Asamblea fue suspendida y todos los intentos de restaurar el poder compartido entre unionistas y republicanos han fracasado hasta el momento, por lo que, en ausencia de gobierno, es el Parlamento de Londres quien legisla sobre el Ulster.
En julio de 2019, miembros del Parlamento en Westminster aprobaron una ley pidiendo al gobierno que liberalizase el aborto y extendiese el matrimonio entre personas del mismo sexo a Irlanda del Norte si el gobierno de Belfast no se restauraba antes del 21 de octubre. Incapaces de llegar a un acuerdo para elegir un nuevo presidente de la Asamblea con apoyo de ambas comunidades, la ley aprobada en Londres se ha acabado imponiendo en el Ulster.
Para ello la colaboración del nacionalista Sinn Féin ha sido vital. El partido con mayor representación entre los unionistas protestantes, el Partido Democrático Unionista (DUP), que es inequívocamente pro-vida, mostró su disposición a desbloquear la Asamblea e incluso propuso introducir una Ley de Defensa del Niño no nacido. De haber sido aprobada antes de la medianoche del 21 de octubre, esta ley habría cortado el paso a la disposición del Parlamento británico. Era suficiente con que el principal partido nacionalista irlandés, el Sinn Féin, colaborase para que se convocase la Asamblea un único día y así dar al traste con las pretensiones de Westminster.
No fue así, sino más bien al contrario: los nacionalistas irlandeses bloquearon todo intento de defensa de la vida y el matrimonio y se aliaron con los supuestamente odiados británicos para imponer el aborto y el matrimonio entre personas del mismo sexo en el norte de Irlanda. Ninguna sorpresa, por otra parte, pues ya con ocasión del referéndum del año pasado en la República de Irlanda que abría las puertas al aborto, la líder del Sinn Féin, Mary Lou McDonald, exhibió un cartel que anunciaba sus intenciones: «Lo próximo, el Norte». Aunque fuera de la mano de los «invasores».
De este modo se ha impuesto a Irlanda del Norte una de las leyes abortistas más radicales del mundo en contra de la voluntad de los ciudadanos del Ulster. La ley permite el aborto bajo demanda por cualquier motivo durante sus primeras 28 semanas, legaliza el aborto por selección de sexo, los abortos en niñas menores de 15 años sin consentimiento paterno, el aborto de un gemelo no deseado, los abortos por nacimiento parcial y lo que eufemísticamente se denomina «cuidados paliativos», por los que se deja morir en una cubeta a los niños que sobreviven a la intervención abortista.
Sinn Féin significa en gaélico «nosotros mismos». Un nombre que da qué pensar acerca de las derivas del nacionalismo, obsesionado con ser un autoreferencial y pesudoidolátrico «uno mismo» pero sin saber ya quién es uno. Resuenan aquí las palabras de otro nacionalista, Prat de la Riba, cuando desautorizaba a Torras i Bages y afirmaba que Catalunya no tenía que ser cristiana, sino que podía ser cualquier cosa siempre y cuando fuera catalana. En este caso, los irlandeses, cuya nación era hija de la Iglesia, dan la espalda no sólo a Dios, sino a sus propios hijos, pero eso sí, se supone que son «ellos mismos».
Nuevo descubrimiento arqueológico corrobora la historicidad de la Biblia
La religión católica es una religión histórica; y podríamos decir que la única religión histórica. Ya san Agustín enseñaba que Dios quiso manifestarse con «nombre de misericordia» como «el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob», un Dios...