«Individualmente consideradas, las coincidencias no planeadas no tendrían por qué ser totalmente convincentes para un escéptico», concluye Broussard: «Pero hay que verlas en su conjunto. Constituyen un argumento acumulativo: es más fuerte cuando las coincidencias se toman en su conjunto».
Como señala Jonathan McLatchie, biólogo molecular y apologista cristiano que acude a las coincidencias no planeadas para defender la veracidad de los Evangelios, no es que una sola aporte una fuerza de convicción absoluta sobre dicha veracidad: se trata más bien de la suma de todas ellas, internas (es decir, textos bíblicos explicados por otros textos bíblicos) y externas (textos bíblicos explicados por fuentes históricas no bíblicas). La picadura de un mosquito normal no te mata, «la picadura de mil mosquitos, sí».
La monja que no quería serlo
Como quien no dice nada. Quinientos años desde que aquella niñita encantadora vino a la casa señorial de don Alonso Sánchez de Cepeda –su padre– y de doña Beatriz Dávila de Ahumada, su madre, en la amurallada ciudad de...