Aunque estos días quiero hablar en el blog del santo obispo mártir de Barcelona, el siervo de Dios Manuel Irurita Almandoz, con motivo de los 75 años del traslado de sus restos (autentificados por el ADN al 99,9%) del cementerio de Montcada i Reixach a la capilla del Santísimo y del Cristo de Lepanto de la catedral de Barcelona, antes quiero referirme a un edificio del Barrio Gótico de la Ciudad Condal.
Se trata de la Fundación Balmesiana donde tuve el privilegio, el pasado 7 de noviembre, de presentar mi último libro Vida gráfica del santo obispo mártir de Barcelona, siervo de Dios Manuel Irurita Almandoz (Talavera de la Reina, 2018), y que en unos días estará a su disposición para poder descargárselo.
A pie de calle lo primero que encontramos es la popular Librería Balmes que fue fundada en 1920, y está ubicada en la planta baja del edificio de la Balmesiana, en el corazón de Barcelona, a poca distancia de la Catedral, donde comparte emplazamiento con diversas instituciones religiosas de gran prestigio y tradición.
En su página web nos dicen: «En Librería Balmes estamos especializados en libros religiosos y de humanidades y desde el día de nuestro nacimiento, hace ya casi un siglo, siempre hemos asumido como nuestra misión el ofrecer los mejores libros con el fin de ayudar a una formación integral católica».
Antes de la presentación del libro se celebró la santa misa de la memoria de san Pedro Poveda, san Inocencio de la Inmaculada y de los santos y beatos de la persecución religiosa de los años treinta en España. La capilla de la Balmesiana, en el primer piso del edificio, es espectacular. Y lo más importantes es que milagrosamente se salvó en los días de la persecución religiosa, cosa que no sucedió con el resto de iglesias del Barrio Gótico, a excepción de la catedral.
Escribe Xavi Casinos, de cuyo blog tomamos alguna de estas fotos:
«El edificio de la calle Duran i Bas esconde una espectacular capilla considerada una de las obras maestras de Rubió i Bellver, discípulo de Gaudí y autor del puente gótico de la calle del Bisbe. La capilla está presidida por un retablo con una escultura de la crucifixión, obra de Josep Llimona, flanqueada por las imágenes de la Virgen y san Juan, de Josep Maria Camps Arnau. En las laterales se encuentran otros dos altares de mármol, dedicados a la Virgen de Montserrat y a santa Teresita del Niño Jesús».
El siervo de Dios Manuel Irurita bendijo la capilla
Cuando, como decía, el pasado 7 de noviembre, entramos en la sacristía a revestirnos para la santa misa, allí estaba enmarcado el permiso para poder celebrar la Santa Misa en el oratorio del número 9 de la calle Duran y Bas: ¡firmado por el Dr. Irurita!
El 1 de febrero de 1934 leemos en La Vanguardia
«Bendición de la capilla del Foment de Pietat. Hoy, a las cuatro de la tarde, el Excmo. Señor Obispo de esta diócesis bendecirá solemnemente la nueva capilla de Foment de Pietat, que será inaugurada mañana, por la mañana, con la celebración de la función litúrgica propia de la festividad. El Foment ha remitido a todos sus socios protectores las oportunas invitaciones para dichos actos, pero la dirección de la entidad nos ruega hagamos constar que si alguno de los socios no hubiese recibido dicha invitación se dé por invitado con el presente remitido».
El padre Ignacio Casanovas, S.J.
En 1923 el padre Ignacio Casanovas, S.J., funda la Biblioteca Balmes como una sección de la obra pía Foment de Pietat, fundada per mosén Eudaldo Serra i Buixó en 1916. Ambas instituciones estaban ubicadas en la calle Duran i Bas 9-11, de Barcelona, en un admirable edificio de estilo gótico moderno, con muros de sillar en piedra de Montjuich (1919-1940).
La persecución religiosa de 1936 no afectó al edificio, pero sí a numerosos colaboradores, a quien Dios coronó con la palma del martirio: padre Ignacio Casanovas, de la Compañía de Jesús, y los sacerdotes diocesanos, Dr. Pedro Ginebra, Dr. José Casanellas, Josep Forn, Dr. Félix Treserra, y los seglares Dr. Pedro Pous, Dr. Ramon Ejarque, Josep Vinyeta, Alfonso Par y José Salvans.
Después de la guerra civil, les actividades del Foment de Pietat fueron asumidas por dos fundaciones canónicas y civiles: Fundación Balmesiana (sucesora de las actividades de la Biblioteca Balmes), que se ocuparía de la promoción y difusión de la cultura católica, y la Fundación Cultura Religiosa (sucesora del Foment de Pietat), que a través de la Editorial Balmes se dedicaría a publicar y difundir libros de piedad, de liturgia y de espiritualidad.
Santa Teresita del Niño Jesús: protagonista y protectora
Desde 1921 había una comunidad sacerdotal instalada en el edificio de Duran y Bas. «El día 20 de julio de 1936, lunes, los sacerdotes de la Comunidad se arriesgaron aún a celebrar la Santa Misa ya que poco después, a las diez de la mañana, se presentó un grupo de revolucionarios armados con el pretexto o maliciosa acusación de que desde la casa se habían hecho disparos. Fueron arrestados los cinco sacerdotes de la Comunidad y llevados en grupo de una a otra Delegación de la policía, entre gritos del populacho y el tiroteo que por aquellas horas tenía en alarma a toda la ciudad. Registrada la casa, no se encontró nada que pudiera justificar las sospechas de los revoltosos y por esto estuvieron pocas horas detenidos en el vestíbulo de la Delegación de distrito y, a las dos de la tarde, cuando habían cesado momentáneamente el tiroteo, dejados en libertas, refugiándose como y donde se pudo, si bien algunos volvieron al domicilio, rezando en la capilla una parte del rosario y encomendando a Dios, a la Virgen, a los Ángeles Custodios y a santa Teresita la guardia de la casa que se veían forzados a abandonar» (Una institución sacerdotal, páginas 15-16. Barcelona, 1948).
Al admirarme de la belleza de la Capilla, José Javier Echave-Sustaeta que me acompañaba, terminó el relato leído:
El responsable de la Casa se acercó, a uno de los altares laterales de la Capilla, para dejar junto a los pies de la imagen de Santa Teresa de Lisieux las llaves de la casa, a la par que le encomendaba que cuidará del edificio.
Cuenta Alba Vendrell:
El edificio se salvó «gracias a que fue confiscada por la Generalitat de Catalunya por mediación de Jordi Rubió i Balaguer, director de la Biblioteca de Catalunya, y que muchos de sus objetos preciosos fueron trasladados por benefactores y amigos al Palacio Nacional de Montjuich (otros fueron empaquetados y enviados a Olot para pasar a Francia, aunque debido al rápido transcurso de la Guerra, finalmente no fue posible). Por otra parte, los frescos del patio fueron recubiertos con una ligera capa de cal y la capilla, la biblioteca y parte del domicilio sacerdotal sellados por el propio Jordi Rubió. Las pérdidas, pues, fueron relativamente escasas: sólo algunos candeleros y otros objetos metálicos fueron fundidos y algunos ejemplares y libros trasladados a la Papelera el Prat con el fin de conseguir pasta de papel; debido a las bombas que cayeron cerca, por suerte, sólo se rompieron algunos cristales del edificio».