Los cristianos de Irak quieren regresar a sus hogares destruidos por Daesh
Estábamos en casa, era las 10 de mañana, cuando oímos un ruido enorme. Todos nos asustamos mucho. A los pocos minutos se corrió la voz en todo el pueblo. El Daesh estaba a las puertas de Qaraqosh, habían lanzado una bomba que acababa de matar a nuestra vecina Nadia», así narra el padre Naim Shoshandy el «día negro de los cristianos de Irak». El 6 de agosto de 2014 fue una larga pesadilla para la pequeña comunidad cristiana del norte de Irak. Hasta 120.000 personas tuvieron que huir de una decena de pueblos de la Llanura de Nínive, cerca de la ciudad de Mosul.
Aún hoy se contabilizan unos 95.000 cristianos desplazados en el Kurdistán iraquí, una región vecina a la que huyó la mayoría. Han estado aguardando a que sus pueblos fuesen liberados. Entre septiembre y diciembre de 2016 estas localidades de Teleskuf, Baqofa, Batnaya, Teleskef, Bahzani, Bashiqa, Bartella, Karamles y Qaraqosh, por fin fueron puestas a salvo del Daesh, pero el regreso ha tenido que esperar.
El regreso
La fecha del retorno ha llegado en mayo de 2017, cuando tuvo lugar la «Ceremonia del olivo» en Bartella, Karamles y Qaraqosh. Ha sido un acto de entrega de un pequeño olivo, por parte de la Iglesia local, a las primeras familias que han vuelto de manera permanente a sus casas. Mark Matti Ishaq es uno de los primeros en regresa a Bartella: «Esta es nuestra ciudad, nuestra vida, nuestra historia. Además, en Kurdistán estábamos viviendo en malas condiciones económicas; la alimentación y los alquileres son caros.» Junto con su familia comenzaron a quitar los escombros que había alrededor de su casa por los enfrentamientos entre Daesh y el ejército. «Hemos pedido ayuda a la Iglesia para regresar. Primero vino un equipo de expertos que hizo un dictamen de todo lo necesario: pintura, instalación eléctrica, puertas y ventanas, tuberías…» comenta este joven.
Esta familia es una de las doce mil que actualmente están siendo apoyadas por la Iglesia local para que recuperen sus casas y vidas, a través de la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) y la campaña «Ayúdales a volver». Mark Matti tiene claro que es el momento de comenzar de nuevo: «Deseo decir a todas las familias de Bartella que regresen. Hay agua y electricidad, y la Iglesia nos ayuda. Agradecemos a ACN que nos haya ayudado a reparar nuestra casa. Realmente es bonito volver a vivir aquí».
«¡Aquí la vida es bella!»
Majid Shaba dirige un restaurante de comida rápida en Erbil: «Cuando el Estado Islámico invadió Qaraqosh, tuve que abandonar la ciudad, donde estaba a cargo de un restaurante de comida rápida –el Chefcity–, pero no me fui voluntariamente. Puse en marcha un nuevo restaurante en Erbil y funciona bastante bien, pero, sencillamente, no se puede comparar la vida en Erbil con la vida en Qaraqosh, no hay color. Por eso quiero regresar a Qaraqosh, a la Llanura de Nínive: allí nací y allí quiero vivir y morir. Qaraqosh es mi ciudad». Majid lleva tres días en la ciudad donde nació para poner en orden su casa para hacerla habitable. Ya ha regresado también su esposa Asmaa Alias junto a sus hijos Dima, de 10 años y Shaban, de 8. Su hijo mayor, Yousif, que tiene 14 años, se ha quedado atrás en la casa provisional del barrio cristiano de Ankawa.
Con ayuda de sus cuñados, Majid está tratando de rehabilitar el restaurante de Qaraqosh lo antes posible. «No me parece bien que los cristianos abandonen la llanura de Nínive», considera Majid. «El Daesh pertenece ahora al pasado. Soy optimista en lo que al futuro se refiere. ¡Aquí la vida es bella, sed bienvenidos!».
Un momento histórico
Toda la ayuda se está canalizando a través del Comité de Reconstrucción de Nínive, un organismo creado con la ayuda de ACN para coordinar las ayudas recibidas. El coste total de la reconstrucción de todos los pueblos asciende a 250 millones de dólares (unos 215 millones de euros). Se calcula que hay que reconstruir total o parcialmente 13.000 hogares, así como 363 propiedades de la Iglesia: 34 templos, 15 conventos de vida activa, 3 monasterios, 15 escuelas, así como centros parroquiales, tanatorios, santuarios, locales, etc. Este comité ha sido creado gracias al apoyo directo de Ayuda a la Iglesia Necesitada y es una demostración histórica de cooperación ecuménica. Se puso en marcha en marzo de 2017 gracias al acuerdo de los obispos de las tres comunidades cristianas: sirio-orotodoxa, sirio-católica y católica caldea.
El padre Andrezj Halemba, responsable de ACN para Irak, asegura que «Este es un momento decididamente histórico. Si ahora dejamos escapar la oportunidad de ayudar a los cristianos a regresar a sus casas de la Llanura de Nínive, estas familias podrían tomar la decisión de abandonar Irak para siempre, y esto sería una enorme tragedia.» Si no se ayuda ahora a los cristianos en Irak, la Iglesia allí está abocada a desaparecer. En la última década, los cristianos han pasado de ser 1,6 millones a menos de 300.000, según recoge el último Informe Libertad Religiosa en el Mundo. Por eso, ahora es el momento de despertar de la pesadilla y apoyar a los cristianos iraquíes a recuperar su vida y su dignidad.
Los desafíos a los que se enfrentan los cristianos de la Llanura de Nínive son enormes: más de 23.000 cristianos han regresado y están a la espera de poder reconstruir sus hogares y con ellos sus vidas. 13.000 viviendas están registradas en el plan de reconstrucción. Los cristianos regresan a sus ciudades para, como dice Noor Sabah Dana, «limpiar sus casas y volverlas a hacer habitables». Noor es arquitecto y se dedica a evaluar los daños, casa por casa.
Desde el comienzo de la crisis, Ayuda a la Iglesia Necesitada ha proporcionado ayuda constante a los cristianos desplazados del norte de Irak. 31 millones de euros para ayuda de emergencia ya sea alimentos o material educativo, para la vivienda o bien ayuda pastoral o de reconstrucción.