Los viajes apostólicos del Papa han sido sobretodo desplazamientos internacionales con fines evangelizadores para fortalecer la fe de los fieles. San Juan Pablo II fue el papa más viajero de la historia. Durante su pontificado, realizó más de cien viajes abriendo la Iglesia al mundo y llevando el Evangelio a todos los rincones de la Tierra.
Siguiendo esta tradición, el papa Francisco puso un énfasis particular en las «periferias» del mundo. Desde el inicio de su pontificado visitó países que suelen quedar fuera del centro de atención mediática. Su intención era clara: llevar el mensaje cristiano allí donde más se necesita, dar voz a los marginados y promover una Iglesia que acude allí donde están los más pobres y olvidados.
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