El pasado 4 de enero tuvo lugar, en la catedral episcopaliana de Washington, D.C., el funeral
de Estado del ex presidente estadounidense Jimmy Carter. El obispo de la diócesis de Winona-
Rochester, Robert Barron, publicó el siguiente comentario al respecto en redes sociales:
«Estaba viendo los momentos más destacados del funeral del Presidente Carter en la
Catedral Nacional de Washington DC. Algunos de los discursos me parecieron conmovedores.
Pero me horroricé cuando dos cantantes de country se lanzaron a interpretar “Imagine” de John
Lennon. Bajo la elevada bóveda de lo que creo que sigue siendo una iglesia cristiana,
entonaron reverentemente: “Imagina que no hay cielo; es fácil si lo intenta" e imagina que no
hay país; no es difícil hacerlo”. Nada por lo que matar o morir, ni tampoco religión". Los
ministros que presidían la ceremonia se sentaron pacientemente mientras se cantaba un himno
al humanismo ateo. Esto no sólo fue un insulto a la memoria de un cristiano creyente y
comprometido, sino también un indicador de la cobardía de gran parte de la religión establecida
en nuestro país.
El hecho de que el propio Carter, criado en una comunidad baptista y que se declaraba un
evangélico progresista, se dedicara durante toda su vida a predicar y comentar la Biblia al tiempo
que eligió esta canción, que era una de sus favoritas, para su propio funeral, nos da idea de la
desorientación en que viven sumidos tantos protestantes asimilados a la cultura dominante.
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