NI siquiera en la época de las invasiones bárbaras, Europa, la civilización cristiana, conoció una amenaza tan grave, vital, poderosa y unificada como la amenaza turca islámica que sufrió a lo largo del siglo que va desde 1450 a 1571, fecha de Lepanto (el famoso 7 de octubre).» Así es como empieza el libro, Lepanto, la historia oculta. El tono de este primer párrafo se mantiene durante el resto del libro. No es un libro que busca la aprobación del público, simplemente se remite a mostrar una serie de hechos que ocurrieron a lo largo de los siglos XV y XVI en los cuales toda la Cristiandad sufrió una serie de peligros extremos y cómo, ante la mirada atónita de toda Europa, Francia «tiende y ofrece su mano» al causante de todos los peligros: El imperio otomano. Francia es la pieza clave gracias a la cual se comprende la historia de Europa durante estos siglos; que son claves para llegar a comprender los demás hechos que tienen lugar posteriormente en Francia y en toda Europa. Existe el peligro de pensar que el comportamiento de Francia en este periodo histórico solo tuvo consecuencias políticas dentro de un marco temporal determinado, pero esto es falso: el comportamiento de «la hija primogénita de la Iglesia» durante este periodo, marcó de forma determinante el porvenir religioso del país y de Europa, dejando secuelas que, hoy en día, son un grave problema para la nación francesa. Esto es real. ¿Por qué Francia tiene hoy en día problemas de inmigración musulmana? ¿Por qué el primer pueblo bárbaro en convertirse al catolicismo fue el que endiosó a la razón? Todas estas preguntas tienen su respuesta en la época de Lepanto. Ahora bien, ¿qué sucedió entre Francia y los turcos realmente? O más exactamente, ¿entre Francisco I (rey de Francia) y Solimán el Magnífico (sultán del Imperio otomano)? Cronológicamente lo siguiente: en 1519, Francisco I alienta la sublevación de los moriscos de Granada; en 1522 envía un agitador a Hungría y Polonia para intentar allanar el camino de los musulmanes hacía Viena; en 1524 envía a Túnez a Guillermo du Bellay como embajador; en 1536 se firma una capitulación, en 1543 una flota franco-islámica saquea Niza… Estos son algunos de los hechos que se sucedieron, y no solo bajo el reinado de Francisco I, también Carlos IX, pocos años después, sigue la misma política que su abuelo, llegando a pactar en 1569 una nueva capitulación con los turcos. ¿A qué se debe esto? ¿Por qué un rey cristiano pacta con los musulmanes mientras que su vecino ha estado luchando contra ellos durante siete siglos? ¿Por qué mientras la Cristiandad se revuelve e intenta acabar con la herejía protestante Francia pacta con el mayor enemigo de la Cristiandad? Frente a esta actitud, Jean Dumont nos ofrece tres explicaciones posibles: la inexperiencia, el sueño italiano, y la Reforma protestante.
En primer lugar, la inexperiencia que Francia tenía con los musulmanes. Esta es más bien una excusa que podría justificar, hasta cierto punto, la actitud para con los turcos. De todas las naciones presentes en el escenario trágico del siglo XVI, Francia es la única que no ha sufrido en su propio suelo la violencia del islam; París o Burdeos no tuvieron que ser reconquistadas a precio de sangre; las preciosas catedrales góticas no tienen ninguna marca que no sea cristiana. Incluso cuando los turcos se presentaron en las ciudades de la costa mediterránea francesa, su presencia no conllevó violencia gracias a la capitulación de 1536.
En segundo lugar, el sueño italiano. En este punto, testigos e historiadores están de acuerdo en que lo que mueve, en un primer momento, la alianza con los turcos es debido a la obsesión del «Muy Cristiano Rey» por ganar la revancha en Italia. Evidentemente los italianos no desean ver Nápoles, Génova o Milán convertidas en ciudades musulmanas, por lo que se enfrentan como nunca a Francia. Es tal la obsesión del rey francés con Italia que Cromwell llegó a escribir: «El rey de Francia, para reconquistar el Milanesado, no tendrá el menor escrúpulo por atraer al Turco, y al mismo diablo, al corazón de la Cristiandad».
Y en tercer y último lugar, la Reforma protestante. La defensa y exaltación de la Reforma fue desarrollada en todas direcciones por Francisco I; y esta es la principal causa de las capitulaciones y apoyo a los turcos: salvaguardar la Reforma protestante. El propio «Muy Cristiano Rey» confiesa en diciembre de 1535 que «la primacía pontifical es una institución humana, no divina… en lo relativo a los santos: hacer mención al título de recuerdo y no de intercesión…». Fue gracias a la alianza franco-turca mediante la cual los imperiales no pudieron seguir combatiendo la reforma debido a que se tenían que defender de los musulmanes que les amenazaban desde el este con artillería francesa. «Gracias a las armas de los infieles por lo que la Reforma no fue aplastada por los imperiales».
Siguiendo el ejemplo de su abuelo, Carlos IX conforma sus embajadas de protestantes y rechaza unirse a la Liga Santa convocada por san Pío V. El Papa no es indiferente y responde de forma clara a la postura del rey francés: «El pecado de vuestros abuelos no justifica el vuestro».
Aunque parezca increíble, el pueblo francés no se percató de la traición que se estaba llevando a cabo en París debido a la propaganda, que se encargó de ocultar la verdad. Un ejemplo de ello es Martín du Bellay. En sus escritos, rápidamente difundidos, invierte las fechas; alega un testamento de Luis XII que nunca existió; aporta una aprobación de Fernando el Católico que nunca existió…
Lepanto, la historia oculta nos muestra todos los secretos y hechos que ocurrieron durante los siglos XV y XVII; nos hace conocer profundamente la batalla de Lepanto; su importancia en la historia de la Iglesia y de Occidente; el papel de Francia y España en la época; la figura de san Pío V; y cómo Dios ama a su Iglesia y la salva de los peligros que la atormentan. Además, nos alerta de que hoy Europa sufre el mismo peligro que hace casi quinientos años por primar los intereses particulares o de «razón de Estado» sobre la identidad cristiana de sus naciones en el planteamiento del problema migratorio: la inmigración incontrolada o incluso favorecida por motivos ideológicos está causando la desaparición de lo que hasta hoy en día se conocía como Europa, llegando incluso a peligrar la seguridad de las personas en las capitales de los países mediterráneos.