Tras el mandato de Andrés López Obrador, las elecciones presidenciales en México han tenido como resultado un holgado triunfo de la candidata de su partido, Claudia Sheinbaum, que se ha convertido así en la primera mujer y en la primera judía en acceder a ese cargo.
El gobierno de López Obrador ha estado marcado por sus recurrentes exabruptos, su indocumentada hispanofobia y sus intentos por doblegar las leyes para instaurar un despotismo personalista en el que el presidente se presentaba como adalid y encarnación de la voluntad del pueblo, por lo mismo renuente a aceptar límites a su arbitrariedad. Además, ha promovido la legalización del aborto, efectiva desde 2023, y la ideología de género. Pero también ha sido un periodo de bonanza económica: la recuperación de inversiones estadounidenses, que ya no ven tan atractivo invertir en Asia en un contexto de crecientes tensiones entre China y los Estados Unidos, las remesas de los emigrantes mexicanos al norte del Río Grande, que han alcanzado cifras récord y el creciente negocio de unos cárteles de la droga cada vez más poderosos (lo que explica la terrorífica cifra de 30.000 homicidios al año durante el mandato de López Obrador, que se salda con más de 185.000 asesinados y 110.000 desaparecidos) explican esa situación económica positiva. El desempleo está en mínimos del 2,5%, los precios de la energía se mantienen estables y el número de mexicanos pobres que han visto mejorar su nivel de vida es grande. Esta situación económica ha permitido también llenar las arcas públicas y repartir generosas ayudas y subsidios que han sido clave para la victoria de Sheinbaum.
La nueva presidenta forma parte de una familia de intensa vinculación con el comunismo. Su abuelo, Juan Sheinbaum, miembro del Partido Comunista de Cuba desde 1925 hasta 1928, debió abandonar la isla al ser expulsado de Cuba hacia México. En México, Juan Sheinbaum se convirtió en un contacto de confianza de Fabio Grobart, el comunista polaco-cubano que llevó a Fidel Castro al poder. Sus padres fueron íntimos amigos de los Castro, especialmente de Fidel Castro, y ella misma ha estado siempre muy vinculada con el castrismo.
Doctora en Física, Sheinbaum es una activista climática que ha asesorado a Naciones Unidas sobre el cambio climático. Durante su periodo como alcaldesa de Ciudad de México desplegó todo tipo de medidas acordes con la ideología de género, como poner fin a la política de las escuelas públicas que exigía uniformes diferenciados según el sexo de los niños. En palabras de la propia Sheinbaum, «La época en que las niñas tenían que llevar falda y los niños pantalón ha quedado atrás; los niños pueden llevar falda si quieren y las niñas pantalón si quieren».
¿Qué se puede esperar del mandato de Sheinbaum? Parece claro que continuará implantando su disolvente y antihumana agenda y que continuará en la senda de intentar controlar todos los resortes del poder. No en vano llevaba en su programa electoral la reforma de la Constitución y aboga por una reforma del poder judicial que acabe con su independencia y lo ponga a las órdenes del gobierno. Intentará reducir las muertes violentas, pero sin enfrentarse a los cárteles, con quienes su partido tiene estrechos vínculos. Pero si su política social no augura nada bueno, Sheinbaum responde al perfil típico de las actuales elites: revolución social acompañada de capitalismo económico. Por de pronto ha reafirmado su compromiso con la austeridad, la disciplina fiscal y la autonomía del Banco central. Se trata de que la economía funcione mientras se despliega la revolución y, con los recursos puestos a disposición del Estado, se construye un Estado asistencial que asegura el mantenerse en el poder. Podríamos decir que tras un breve paréntesis, el sistema del PRI que tuvo bajo su férreo poder a México durante la segunda mitad del siglo xx, ha vuelto a instaurarse, solo que esta vez con otras siglas, las de MORENA (Movimiento de Regeneración Nacional), el partido de López Obrador y Sheinbaum.
¿Qué papel tiene la Iglesia católica en la situación que vive este país en el que la fe ha sido tan fundamental? Rodrigo Cortés, presidente de la principal asociación de defensa de la familia, ha declarado que en estos años «México ha dejado de ser un país de católicos practicantes para convertirse en uno de simplemente bautizados; y cuando un católico no vive su fe en el mundo exterior, es decir, fuera de su casa y de su parroquia, los que dominan el mundo toman el control». En esta misma línea, explica que la Iglesia en México no ha conseguido realizar lo que Juan Pablo II proclamaba en su discurso del 16 de enero de 1982: «Una fe que no se convierte en cultura es una fe que no se acepta plenamente, que no se piensa del todo, que no se vive fielmente».
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