Es mucho lo que le debe Joseph Pearce a Chesterton, empezando porque éste jugó un importante papel en la conversión del entonces presidiario Pearce.
Lo que no quita que éste se haya atrevido a llevarle la contraria a su maestro en The Imaginative Conservative.
En concreto, Pearce comenta un pasaje de Ortodoxia en el que Chesterton, escribiendo sobre la Revolución francesa, la califica como «motín viril contra el orgullo como tal. Porque el rebelde es más antiguo que todos los reinos, y el jacobino tiene más tradición que el jacobita».
Pearce le contesta que «Los jacobinos, los más extremistas de los revolucionarios franceses, fueron responsables del reino del Terror que siguió a la Revolución y en el que miles de personas fueron ejecutadas por el mero hecho de ser ricas o religiosas. Los jacobinos eran ateos cuya guerra contra la Iglesia no era “un motín viril contra el orgullo”, sino un motín orgulloso contra Dios. Los jacobinos se convirtieron, colectivamente, en el gigante malvado que aterrorizaba a los débiles mediante el uso del poder bruto. Frente a semejante gigante tiránico, los campesinos de la Vendée se alzaron, como Jack el matagigantes, en un verdadero “motín viril” o cruzada caballeresca contra el orgullo ateo de los jacobinos. El levantamiento de la Vendée fue sofocado con brutalidad genocida, el gigante jacobino derrotó al valiente pero relativamente impotente Jack.
En el caso de la Vendée, los campesinos caballerosos y desamparados fueron asesinados y aquellos cruzados fueron crucificados como el Dios por el que luchaban. En cuanto a la afirmación de Chesterton de que “el rebelde es más antiguo que todos los reinos, y el jacobino tiene más tradición que el jacobita”, podríamos conceder que el espíritu de rebelión se remonta, en efecto, al alba de los tiempos. Se remonta a la primera rebelión de nuestros primeros padres. De hecho, si hemos de decir toda la verdad, el espíritu de rebelión se remonta incluso más atrás que al alba de los tiempos. Tiene su raíz en aquella rebelión diabólica primigenia que condujo a la caída de Lucifer. Y sin embargo, a pesar del pedigrí antediluviano y prelapsario de la rebelión, la simple verdad es que no es cierto que “el rebelde es más antiguo que todos los reinos”.
¿Es necesario recordar a Chesterton y a nosotros mismos que los primeros rebeldes se rebelaron contra el Reino de Dios?»
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