Se suele repetir aquello de la demografía es el destino. Hay más factores, claro, pero resulta innegable que la demografía, más consecuencia que causa, es un certero indicador de muchas tendencias de futuro.
Por eso mismo es muy significativo lo que está ocurriendo en los países bañados por el Mar Mediterráneo en los últimos 70 años. Un cambio de dimensiones inéditas.
En concreto, en 1950 habitaban en el área mediterránea 196 millones de personas, de las cuales más de la mitad lo hacían en la orilla norte, la que corresponde a Europa y de la que forma parte nuestro país. En la actualidad ya son 525 millones los habitantes del área mediterránea, pero los países europeos ya solo suponen el 37% del total, siendo superados por los países del Magreb, donde ya viven más de 200 millones de personas, el 39% del total (los restantes 125 millones, el 24% del total, viven en los países mediterráneos de Oriente Próximo).
Si atendemos a las previsiones demográficas, éstas indican que en 2050 la población en la región alcanzará los 700 millones, tres veces y media la población de un siglo antes. Pero si este crecimiento ya es notable, más relevante es el cambio en la distribución: si la orilla norte europea habrá doblado su tamaño en un siglo, las riberas sur y este verán multiplicarse su población desde 1950 por cuatro y por seis respectivamente, reduciendo el peso de la Europa mediterránea por debajo del 30%. Si algo nos dice la demografía es que el centro de gravedad demográfico del Mare Nostrum en 2050 se habrá desplazado intensamente hacia fuera de la Europa que fue cristiana, con todas las consecuencias que se puedan imaginar y algunas que ni atisbamos.
Beatificación del primer mártir de Sudáfrica
Cuando esta revista llegue a su destino ya habrá tenido lugar la beatificación de Benedict Daswa, primer mártir sudafricano reconocido por la Iglesia, prevista para el 13 de septiembre en Tshitanini, diócesis de Tzaneen. En el mensaje oficial para...