Patxi Bronchalo aprovecha en su columna en El Debate las últimas (y lamentables) declaraciones de Joe Biden sobre el aborto para clarificar ideas sobre el aborto pero también sobre el tan manido y desorientador tópico de que cómo no somos nadie para juzgar a otros, no podemos valorar moralmente ningún acto:
«El pasado Miércoles de Ceniza el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, fue preguntado por el aborto al salir de una parroquia con la cruz de ceniza en la frente. Un periodista de EWTN le interpeló: “Como católico, ¿por qué apoya el aborto?”. Su respuesta fue: “No quiero entrar en un debate con usted sobre teología. No voy a hacer un juicio hacia otras personas”. Esta es una respuesta llena de falacias, vamos a desmontarlas.
Lo primero es que el periodista le pregunta y se dirige a él como persona católica que es, no como presidente. No le dice: «Como máximo mandatario de los Estados Unidos, ¿por qué apoya el aborto?». Que Biden se declara católico no tiene lugar a dudas, lo ha dicho muchas veces, y mismamente cuando se le hizo la pregunta salía de la iglesia. La fe católica está por encima de cualquier ideología política, y quien profesa la fe acoge la Palabra revelada por Dios para llevarla a su vida. Sean lo que sean, incluido presidentes de un país. Nadie está por encima de Dios.
La doctrina de la fe incluye la defensa de la vida de cada persona. Cada ser humano es amado por Dios y tiene dignidad desde el momento en que empieza a tener vida, o sea, ya en la concepción. Por eso la Iglesia se posiciona tan claramente contra el aborto, es un acto intrínsecamente malo. No es que Biden sea un presidente católico que quiere acabar con el aborto y no puede sino que se declara católico y ha dicho muchas veces estar a favor de ello. Hay una incongruencia. Nos dice el evangelio de Mateo que «nadie puede servir a dos señores». No es una broma. Todos somos pecadores, pero una cosa es serlo y saberse débil y pedir perdón y otra distinta es serlo y defender y justificar el pecado.
Lo segundo es que Biden responde al periodista diciendo que no quiere entrar en un debate teológico con él. Aquí hay una enorme falacia: ¿es el aborto una cuestión teológica? No, es una cuestión biológica. Cualquier persona, sea atea, agnóstica, judía, musulmana, budista, etc., puede comprender que hay vida humana desde el momento de la concepción. Para la ciencia no hay dudas acerca de que los códigos de vida están inscriptos en esa primera célula llamada cigoto, que surge de la unión de los gametos, a partir de la cual se desarrolla el embrión. Imaginaos que le dicen: “¿Qué le parece a usted que haya moléculas de agua en la Luna?”, y él responde: “No voy a entrar a debatir cuestiones teológicas con usted”. Decir que el aborto es una cuestión teológica es la excusa a la que muchas veces se desvía el tema para eludir el debate y hacer creer a la gente que es una cuestión arbitraria sobre la que no podemos llegar a una verdad y que nada tiene que ver con la fe que profesamos.
También detrás de esta afirmación se esconde la sibilina idea de que la teología no puede llegar a verdades. El desarrollo de esto tomado como principio nos llevará a que toda la revelación de Dios es relativa y que cada uno construye su fe y toma lo que le parece. Este es un pensamiento muy extendido en nuestro mundo posmoderno pero no hay que olvidar que la fe se nos ha dado a través de la Iglesia. No vale eso de «me sirvo de la Iglesia y al mismo tiempo le tiro piedras». ¿Les suena lo del sínodo alemán?
Lo tercero es que Biden dice también que no va a hacer un juicio sobre otras personas. Aquí nuevamente hay una falacia, pues nadie le ha pedido que juzgue a ninguna persona, solo le han preguntado por qué siendo católico apoya el aborto. Hacer valoraciones morales de los actos no es lo mismo que juzgar a las personas. Dios sabe lo que hay en el corazón de cada ser humano, pero los actos son evaluables dentro de la escala del bien y del mal. Si no existe una valoración moral de las acciones significa que todo es relativo, las cosas no son ya buenas o malas, todo da igual. No importa lo que haga cada uno, todo es justificable. Sin valoraciones morales, todos se cae.
En el tema del aborto es muy necesario hablar de la importancia de salvar las dos vidas, porque también las madres son víctimas en muchas ocasiones de presiones para abortar, del abandono de los hombres, del síndrome post-aborto. El mal se saca a la luz al mismo tiempo que se ayuda a la persona. ¿Recordáis como el Señor salva a la mujer adúltera diciendo que quien esté libre de pecado tire la primera piedra? Luego a ella le exhorta, «en adelante no peques más». Jesús juzga el pecado y ama y salva a la persona que lo comete. Nadie ha pedido al señor presidente que salía de la iglesia con la cruz en la frente que juzgue. A él, como a mi, el día de la ceniza se nos dijo: «conviértete y cree en el Evangelio». La Cuaresma nos recuerda la necesidad de convertirnos y ello significa volver la vida hacia Dios, reconociéndose uno pecador. Ser cristiano es obedecer a Dios antes que a los hombres, no hacer las paces con el mal, no juzgar personas rotas, ni justificar los actos calamitosos. Lo pido para Biden, para mí y para ti que has llegado al final. La paz.»