Según los datos recogidos por la Agencia Fides, en el año 2021 fueron asesinados 22 misioneros en el mundo: once en África (7 sacerdotes, 2 religiosos, 2 laicos), siete en América (4 sacerdotes, 1 religioso, 2 laicos), tres en Asia (1 sacerdote, 2 laicos) y un sacerdote en Europa.
Desde hace algún tiempo, la lista anual de la Agencia Fides no solo se refi ere a misioneros ad gentes en sentido estricto, sino que trata de registrar todos los cristianos católicos comprometidos de alguna manera en la actividad pastoral que murieron violentamente, no necesariamente «por odio a la fe» pero sí como testigos de la misma y conscientes de que «en virtud del Bautismo recibido, todo bautizado, cualquiera que sea su función en la Iglesia y el grado de educación de su fe, es sujeto activo de evangelización».
Párrocos asesinados en sus comunidades, en África y América, que animaban a los fi eles a no someterse pasivamente al régimen delictivo, fueron torturados y secuestrados por delincuentes en busca de riquezas inexistentes, atraídos por el espejismo de redenciones fáciles o interesados en silenciar voces incómodas. Sacerdotes dedicados a obras sociales, como en Haití, asesinados para robarles lo necesario para realizar tales actividades, o incluso asesinados por aquellos a quienes ayudaban, como en Francia, o en Venezuela, donde un religioso fue asesinado por ladrones
en la misma escuela donde enseñó a los jóvenes a construir un futuro. Monjas asesinadas a sangre
fría en una emboscada por criminales en Sudán del Sur. Y muchos laicos, cuyo número va en aumento:
catequistas asesinados en enfrentamientos armados junto con las comunidades que animaban en
Sudán del Sur; jóvenes asesinados por francotiradores mientras intentaban llevar ayuda a las personas
desplazadas que huían de los enfrentamientos entre el ejército y las milicias en Myanmar; una misionera laica brutalmente asesinada para robarle un teléfono móvil en Perú; un joven que murió en un vehículo reventado por una mina en República Centroafricana; un catequista indígena, asesinado en México. Todos ellos «no pudieron dejar de dar testimonio» con la fuerza de su vida entregada por amor, luchando todos los días, pacífi camente, contra la injusticia, la violencia y la guerra.
Constitución en Barcelona del «Aula de teología desde el Corazón de Cristo»
A petición del director del Instituto Santo Tomás de la Fundación Balmesiana y en presencia del presidente de honor de la Fundación, don Juan José cardenal Omella, arzobispo metropolitano de Barcelona, el patronato de dicha Fundación aprobó el pasado...