En 2018 el Santo Padre instituyó la Red de Oración del Papa como Obra Pontificia para subrayar el carácter universal de su misión y movilizar a los católicos por la oración y la acción ante los desafíos de la humanidad y de la misión de la Iglesia (intenciones de oración del Papa).
Con el fin de coordinar y animar este movimiento espiritual tan querido para el papa Francisco, el pasado
17 de noviembre lo erigió en persona jurídica canónica y vaticana como Fundación Pontificia, con sede en el Estado de la Ciudad del Vaticano y regida por unos nuevos Estatutos que entrarán en vigor a partir del 17 de diciembre de 2020.
Esta nueva estructura jurídica como Fundación Vaticana, ha explicado el padre Frédéric Fornos, SJ, su director internacional, es más adecuada para la misión de la Red de Oración del Papa y facilitará el trabajo de la oficina internacional. No cambia nada de su misión tal como se vive en los 98 países donde está presente ni en su rama juvenil, el MEJ. Sin embargo ayudará para una mejor sinergia con los dicasterios, congregaciones y demás servicios de la Santa Sede.
Como la mayoría de lectores de CRISTIANDAD ya sabrá, la Red Mundial de Oración del Papa debe su origen a la iniciativa del padre François-Xavier Gautrelet, SJ, quien en 1844 puso en marcha el Apostolado de la Oración entre los jóvenes religiosos que tenía a su cargo en el seminario de Vals (Francia). Sin embargo, será el padre Henri Ramière, SJ quien le dio su impulso definitivo al establecer con precisión su naturaleza y su fin como «santa liga de corazones cristianos unidos al Corazón de Jesús para obtener el triunfo de la Iglesia y la salvación de las almas» y dotarle de los primeros estatutos Los estatutos del Apostolado de la Oración se han ido modificando a lo largo de los años (1866, 1879,
1896, 1968, 2018 y 2020) convirtiéndose cada vez más en un servicio de la Santa Sede cercano a la oración por las intenciones del Santo Padre como ex-presión de las intenciones del Corazón de Jesús, en unión del cual la oración encuentra su sentido y su principal fuente de eficacia.
Y de tal manera esta Obra Pontificia encuentra su fundamento en el Corazón de Jesús que con toda justicia se puede decir –como afirmó Pío XII– que «el Apostolado de la Oración es una forma perfecta de devoción al Sacratísimo Corazón de Jesús, y que, a su vez, la devoción al Corazón divino de Jesús no se puede, en modo alguno, separar del Apostolado de la Oración» y de su providencial misión a favor del advenimiento del Reino de Cristo. Una misión que todo cristiano debería tomar como propia, uniéndose a esta santa asociación como expresamente lo recomendó Benedicto XV y Pío XI, y ahora el papa Francisco ha subrayado de nuevo al darle esta nueva estructura jurídica.