Es motivo de acción de gracias a Dios poder celebrar el 75 aniversario de una revista de de identidad católica, fundada por un grupo de seglares que quisieron dar a conocer las enseñanzas recibidas de labios de un gran maestro jesuita, carismático, teólogo, filósofo e historiador, pero por encima de todo apóstol del Corazón de Jesús, conformado por la espiritualidad de san Ignacio como debe ser todo jesuita, y además profundo conocedor de la espiritualidad de santa Teresita del Niño Jesús, a la que consideraba, como la Iglesia lo ha reconocido en su magisterio, la santa que puede hacer descubrir el amor de Dios al hombre de nuestro tiempo. Estos rasgos esenciales de la obra y pensamiento del padre Ramón Orlandis son los que también han sido los de la revista Cristiandad, por lo menos así hemos querido que fuese. Son muchas ya las personas que durante estos largos años han hecho posible con su dedicación sacrificada y ejemplar la continuidad de la revista. Algunos le auguraban una corta vida, pensaban que su temática pronto estaría agotada, sin embargo, han sido millares los colaboradores que han escrito de los más variados temas aunque siempre con el mismo fin: «Al servicio del Reino de Cristo por la devoción a los Corazones de Jesús y María», a todos ellos les estamos profundamente agradecidos, una gran parte ya no están entre nosotros, y pensando en ellos recordamos las palabras que dirigía a sus discípulos el padre Orlandis en unos ejercicios espirituales: «Os estaré esperando en las puertas del Cielo para daros un abrazo de bienvenida». No podemos nombrar personalmente a todas estas personas, pero sí queremos hacer mención de aquel también gran maestro que asumió la responsabilidad de transmitir con toda fidelidad y renovado vigor a las nuevas generaciones las enseñanzas del padre Orlandis. Nos referimos al profesor Francisco Canals Vidal al que nuestros lectores ya conocen porque con frecuencia reproducimos sus escritos que conservan toda su actualidad y reflejan la profundidad de su pensamiento. Los que actualmente venimos colaborando en la revista pedimos al Corazón de Jesús que sepamos seguir con fidelidad y renovado fervor el ejemplo de los que nos han precedido y que nos dé el acierto para continuar al servicio de la Iglesia trabajando por la extensión del Reino de Cristo.
En el primer número del 1 de abril de 1944 se pueden leer en su editorial las siguientes palabras que consideramos que son especialmente adecuadas en las actuales circunstancias político-religiosas: «La hora presente es una hora de sufrimiento, es una hora muy grave para la Iglesia, para el mundo y para España; Cristiandad nace con la conciencia de esta gravedad. Por la misma razón, la hora presente es también, más que ninguna otra, la hora de la Providencia. Confiados en su Amor misericordioso pedimos al Corazón de Jesús que Él conceda a este mundo que ha querido apartarse de su imperio, la paz que sólo bajo su cetro puede recobrar, y que los pueblos todos vuelvan a formar, unidos bajo un solo Pastor, una verdadera Cristiandad».
Una época martirial
LAS palabras del anciano Simeón dirigidas a María, la Madre de Jesús, que recoge san Lucas en su evangelio anunciando que aquel Niño será «signo de contradicción» han resonado a lo largo de la historia de la Iglesia de...