El profesor Dalmacio Negro Pavón nos ilustra, en un completo y documentado recorrido por las corrientes filosóficas, todas ellas emanadas de la modernidad, que han pretendido una ruptura con la idea clásica y racional (verdadera) de naturaleza humana. Como sabemos, el pensamiento de la modernidad se asienta en la preeminencia de lo subjetivo frente a lo objetivo, y de la voluntad frente a la razón (en lugar de aquélla sometida y regida por ésta). Ideas tan aparentemente irrelevantes a estos efectos, como la potentia absoluta divina, o la negación de los universales, conceptos surgidos de la filosofía nominalista de Ockham, serían en realidad el tuétano de la nueva filosofía que emergería en la baja Edad Media, se asentaría en el Renacimiento, y acabaría sellando su carta de ciudadanía en una gran parte de Europa, con Lutero, para quien, recordemos, la razón es un engaño diabólico.
Como filosofía nueva que es, la modernidad trae una antropología también nueva, que es el hombre
sin naturaleza, o al menos con una naturaleza no dada y mutable o dúctil, y cuyo desarrollo nos va
presentando el profesor Negro Pavón de manera progresiva a lo largo de su obra.
Así, mientras en Hobbes se aprecia cómo la sociabilidad deja de ser una cualidad intrínseca de la
naturaleza humana (el zoon politikón artistotélico), en Rousseau esta idea avanza por los vericuetos del
buenismo y el control social, una «nueva religión» con pocos dogmas y plena sumisión al Estado como
fuente de moralidad. Ya en el propio Rousseau, y previamente en Descartes, se observa una tendencia
a hacer tabla rasa de la educación como etapa intermedia para hacerlo de la propia naturaleza humana.
Asimismo, en la subjetividad de la conciencia profundizan Kant y en general el idealismo alemán ilustrado, siempre alrededor de la idea de auto-determinación,que es la que preside el llamado «Derecho nuevo» condenado entre otros por León XIII, y en el que la ley ha dejado de ser ordinatio rationis para ser ancilla voluntatis. El bien común queda, pues, desterrado como finalidad de la comunidad política, a favor de una sociedad individualista y plegada a las pretensiones del sujeto, cuya libertad ya no es el asentimiento hacia el bien, sino la mera libertad negativa, la ausencia de coacción.
Obviamente, la descripción hecha de estos fenómenos sin el mínimo de exhaustividad que merecen es, desde el punto de vista estrictamente académico, una grave tara, pero ha de servirnos para entender el
enfoque que el autor da a la segunda parte de su obra, y que es un repaso por las últimas y rabiosamente
actuales consecuencias de este ethos en el mundo contemporáneo. El autor profundiza en la tesis de
que este desarrollo filosófico ha culminado en las denominadas «bio-ideologías», que no son más que la
ideología, como visión parcial y sesgada de la realidad, puesta al servicio de la transformación de la
naturaleza del hombre. Ecologismo, ideología de la salud, homosexualismo, feminismo radical e ideología
de género, y en última instancia, transhumanismo y posthumanismo, son algunas de las ramificaciones
más relevantes de esta eclosión, corregida y aumentada, del subjetivismo moderno. Incluso la ciencia ha
dejado de ser una disciplina objetiva para someterse a los dictados de la ideología. En definitiva, lo que
Dalmacio Negro pretende mostrar es que, entre la filosofía subjetivista moderna y las contemporáneas
aberraciones relativas, por ejemplo, a la denominada «identidad sexual», la diferencia es únicamente de
grado, y no de esencia. Esa es su principal aportación. La modernidad filosófica es, pues, el giro copernicano que ha llevado hasta donde hoy estamos.
El hombre nuevo es, así, un ser irreligioso, por supuesto exento de pecado original, anti-tradicional
y anti-histórico, enemigo del hombre verdadero, y por tanto, de la humanidad y de la verdadera civilización, y representa la culminación de la rebelión de la criatura contra el Creador iniciada en el jardín del Edén, del non serviam diabólico, y que, en nuestros días se plasma con la emergencia de una reciente bioideología, el transhumanismo, idea de fusión entre el hombre y la tecnología como etapa final del perfeccionamiento absoluto del género humano. El mito del hombre nuevo sigue, pues, su curso, y lamentablemente es de esperar que éste continúe mientras no se inviertan los presupuestos esenciales sobre los que descansa el «orden» (por llamarlo de alguna manera) social en que vivimos.
El profesor Dalmacio Negro pretende, con esta obra, alertar sobre los riesgos globales de estas
ideologías, y sobre todo, ayudar a comprender los fundamentos de nuestra cultura, para un mejor
diagnóstico y combate contra la pléyade de errores de todo tipo que conforman las llamadas «sociedades
avanzadas», así como despertar la conciencia de que la filosofía, lejos de ser una disciplina reservada
para profesionales académicos o tertulias de salón, es un elemento clave para comprender el mundo que nos rodea, poder refutar sus errores, y también dar razón de nuestra fe. Para salvar el alma es muy importante haber salvado antes la mente.
Antonio Pérez-Mosso, un alma de aquella legión de almas pequeñas
Mucho se hablará en este número de la vida, vocación, escritos… de Antonio, en gratitud a él, y sobre todo a Dios por su acción a través de él. Antonio Pérez-Mosso, un alma de aquella legión de almas pequeñas...