La diócesis de Getafe clausuró el pasado 24 de noviembre, festividad de Cristo Rey, el Año Jubilar con motivo del centenario de la Consagración de España al Corazón de Cristo con una Eucaristía presidida por monseñor García Beltrán, obispo de Getafe, y concelebrada por varios obispos, tras la que se cerró la Puerta Santa.
Al comienzo de la Eucaristía el obispo auxiliar, don José Rico Pavés, realizó un balance agradecido del Año Jubilar, en el que todas las diócesis españolas han estado representadas, algunas con peregrinaciones capitaneadas por sus obispos, otras a través de parroquias, movimientos, congregaciones
e institutos de vida consagrada, colegios, asociaciones canónicas y civiles. No han faltado tampoco peregrinos venidos de otras naciones vecinas de Europa y América, además de representantes aislados de
otros continentes. El Cerro de los Ángeles ha contemplado en estos casi doce meses que ha durado el
Jubileo la belleza de la Iglesia católica y la singular vocación misionera de España, como recuerda uno
de los motivos escultóricos que acompaña el monumento al Corazón de Jesús.
En su homilía don Ginés García Beltrán quiso dar gracias a Dios por «este don precioso en el que muchas personas [más de 100.000] han venido hasta el Cerro de los Ángeles a beber del torrente de gracia que brota del Corazón del Señor» e hizo también hincapié en que «la palabra amor es la que mejor revela y da la clave del misterio del Corazón de Cristo»: «Reconocemos que somos salvados por amor, por puro amor. Que en la salvación no hay mérito por nuestra parte, ni siquiera un poco de esfuerzo humano, sólo un amor que es infinito. Es lo que expresa el misterio del Corazón de Jesús. Un corazón de carne, un corazón herido, roto, pero que sigue amando, que sigue entregándose; un corazón que sigue invitando a la comunión con él. (…) «La devoción al Corazón de Cristo y al Corazón de María –decía san Alberto Hurtado– tienen ese sentido profundo: Recordar a los hombres entristecidos del mundo moderno, que por encima de sus dolores hay un Dios que los ama, hay un Dios que es amor, un Dios que cuando ha querido escoger un símbolo para representar el mensaje más sentido de su alma, ha escogido el corazón porque simboliza el amor, el amor hacia ellos, los hombres de esta tierra.
Un amor que no es vano sentimentalismo, sino un sacrificio recio, duro, que no se detuvo ante las espinas, los azotes y la cruz». (…) La imagen del Corazón de Jesús es también el remedio más eficaz contra la tentación del corazón humano de todos los tiempos de creerse que cada uno puede salvarse a sí mismo, consecuencia de la huella del pecado: «seréis como dioses». Una tentación que no sólo habita en el corazón de los hombres sin Dios, o apartados de Él, sino en nosotros, en los que vivimos cerca, hasta en los que estamos consagrados.
»Nuestro Año Jubilar –concluyó el obispo de Getafe– ha hecho memoria de un hecho histórico (…) pero nuestro objetivo más importante era renovar esa consagración hoy, en nuestras concretas circunstancias, al tiempo que una invitación a vivir y celebrar ese amor consagrado en una llamada siempre nueva a la evangelización. Quiero repetir otra vez lo que es una convicción profunda en nuestra vida y quehacer pastoral: hemos de evangelizar desde el Corazón».
Acabada la Misa, en la que se estrenó un nuevo himno al Sagrado Corazón de Jesús, monseñor García
Beltrán inauguró la Adoración Eucarística Perpetua en el santuario del Cerro de los Ángeles, fruto
precioso de este Año Jubilar: «Comienza ahora una nueva etapa de experiencia de Dios y de evangelización en el Cerro de los Ángeles en torno al misterio del Corazón de Cristo –indicó el prelado en la carta que anunciaba esta iniciativa–. Queremos aprovechar tantas gracias que el Señor ha querido derramar este año entre nosotros. Queremos responder con agradecimiento y entrega a tanta bondad y misericordia del Corazón de Jesús; no dejar que el amor de Dios se pierda, sino que sirva para la conversión y salvación de todos los hombres. (…) El Señor nos ha de regalar muchas bendiciones con esta Adoración, al tiempo que dará fecundidad a nuestra diócesis y a todas las iglesias de España».
Y, sin duda, otro fruto de este Año Jubilar ha sido la iniciativa llevada a cabo por los vecinos de
Boadilla del Monte (diócesis de Getafe) de elevar un monumento al Sagrado Corazón de Jesús en el
cercano, histórico y sagrado cerro de San Babilés. La propuesta, aprobaba casi por unanimidad por el
Consistorio boadillense, será sufragada por suscripción popular.
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