Resulta muy clarificadora y gráfica la famosa apuesta que, en 1980, hicieron Julian Simon y Paul Ehrlich sobre la cuestión de si la Tierra tenía o no recursos naturales suficientes para sostener la creciente población mundial. Marc Vander Maas nos la recuerda desde el blog del Acton Institute:
«Ehrlich, un biólogo de la Universidad de Stanford, había ganado cierta notoriedad al emitir advertencias públicas sobre las posibles consecuencias catastróficas del continuo crecimiento de la población humana, y fue el autor de un libro sobre este tema que estaba recibiendo mucha atención en ese momento.
La apuesta surgió en respuesta a la afirmación de Erlich de que «si me gustara jugar, apostaría mi dinero a que Inglaterra no existirá en el año 2000». Simon aceptó el desafío o, más exactamente, una versión modificada del mismo: le propuso a Erlich que eligiera la materia prima que desease y una fecha a más de un año vista, y Simon apostaría a que el precio ajustado a la inflación del material elegido disminuiría en lugar de aumentar, lo que indicaría que el recurso se había vuelto más accesible en lugar de más escaso. Erlich aceptó la apuesta y eligió cinco metales: cobre, cromo, níquel, estaño y tungsteno. La apuesta se formalizó en el otoño de 1980; para el otoño de 1990 el precio de todos los materiales había disminuido y Paul Erlich se vio obligado a extender un cheque a Julian Simon.
También puede valer la pena señalar que, acabando 2018, Inglaterra todavía existe y Erlich todavía es profesor en Stanford. A pesar de que las ideas de Ehrlich sobre la población han sido completamente desacreditadas, él continúa ejerciendo una importante influencia. Sin ir más lejos, el año pasado fue invitado a dar una conferencia en el Vaticano».