Unos desconocidos asesinaron al padre Firmin Gbagoua, vicario general de la archidiócesis de Bambari, en pleno arzobispado, cuando estaba a punto de cenar con otros sacerdotes. Tal y como ha informado la Agencia Fides, «Monseñor Firmin fue una persona clave en todos los procesos de mediación para tratar de mantener la paz en Bambari así que todos sabían quién era. Sus asesinos no pueden decir que han matado a una persona que no conocían… En los últimos meses, todos los sacerdotes asesinados o que sufrieron un intento de asesinato eran personas incómodas para aquellos que quieren desestabilizar República Centroafricana. En enero trataron de matar al padre Alain Blaise Bissialo, pastor de la parroquia de Cristo Rey de Tokoyo y presidente de la Comisión para la Paz y la mediación de Bangassou, en el sureste del país. En abril fue asesinado el padre Joseph Désiré Angbabata, junto con algunos de los fieles, en el asalto a su parroquia en Séko, una ciudad a 60 km al este de Bambari».
Hay que notar también, en relación al asesinato del padre Gbagoua, el silencio general acerca de la identidad del grupo responsable de su muerte. Como ya ha ocurrido en otros casos, se habla de terroristas, asesinos, pero se oculta que se trata de milicias islamistas. Vatican News, por ejemplo, en el artículo dedicado a tan triste suceso habla de un grupo de asaltantes pero en ningún momento emplea la palabra «musulmán» o «islamista». En algunas noticias encontramos la denominación «rebeldes de Seleka», una denominación correcta aunque quizás incompleta para los no versados en geopolítica del África negra. La realidad es que estos rebeldes son milicias islamistas ferozmente anticristianas.
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