Hemos traído a estas páginas desde hace tiempo tanto la deriva islamista de Turquía como lo absurdo de la pretensión de incorporarla a una Europa que precisamente tuvo en su enfrentamiento con el Imperio otomano uno de sus rasgos característicos. Ahora, colérico por la negativa del gobierno holandés de permitir que dos ministros turcos dieran un mitin político en los Países Bajos, el presidente turco Erdogan ha decidido quitarse la careta y hablar con claridad.
«Haced cinco hijos, el futuro de Europa es vuestro» han sido sus palabras. Una declaración en la línea de la que el presidente argelino Bumedián realizó en 1974 en la ONU: «El vientre de nuestras mujeres nos dará la victoria», o de las del imán Qaradawi, referente de los Hermanos Musulmanes, que habló de la natalidad islámica como del medio «para la conquista no violenta de Europa». El islam, rechazado en Poitiers, en España, en Lepanto, en Viena, vuelve a intentar conquistar Europa, esta vez principal, aunque no únicamente, a través de la conquista demográfica.
Una pretensión no sin fundamento, a tenor de la tasa de fecundidad de muchos países europeos, entre ellos España, en los que el número de nacimientos ya no puede ni tan siquiera cubrir el relevo generacional. En la actualidad ya viven varios millones de musulmanes en Europa y su número llegará pronto a constituir el 15% de la población total de la Unión Europea. En un ensayo publicado en el Washington Quarterly, Timothy M. Savage, del Centro de análisis europeo del Departamento de Estado norteamericano, ha estimado que la población musulmana alcanzará el 20% de la europea a mediados de este siglo. Y ya hay quien, como Fouad Ajami, director del programa de estudios del Medio Oriente en la Johns Hopkins University, indica que el islam en Europa no necesitará esperar a ser mayoría para imponer su hegemonía, sino que le bastará con dominar las ciudades y regiones más importantes, como sucedía durante la dominación musulmana de España. Un futuro que Erdogan alienta en la esperanza de acelerar su llegada.
Constitución en Barcelona del «Aula de teología desde el Corazón de Cristo»
A petición del director del Instituto Santo Tomás de la Fundación Balmesiana y en presencia del presidente de honor de la Fundación, don Juan José cardenal Omella, arzobispo metropolitano de Barcelona, el patronato de dicha Fundación aprobó el pasado...