No es frecuente que el Sagrado Corazón aparezca en los grandes medios; acostumbra a utilizar caminos más humildes para extender su devoción. Quizás por ello, la columna de Juan Manuel de Prada en ABC haya dado tanto que hablar en tiempos en los que, si la expresión pública de la fe ya es rara, el proponer la devoción al Sagrado Corazón como culmen de la misma lo es aún más. El motivo que dio pie a la columna fue la publicación de un libro del sacerdote Pablo Cervera, Operación a corazón abierto, en el que reúne su experiencia de muchos años, dando y recibiendo ejercicios espirituales.
Escribe De Prada: «Pablo Cervera es la persona más amorosamente entregada que jamás hayamos conocido. En su presentación a la obra, el padre Luis María Mendizábal escribe, con irresistible humor negro: “Pablo, que Dios te conserve enfermo para que sigas trabajando como lo haces”.
Y nosotros añadimos: “Que te conserve enfermo, querido Pablo, porque a través de tu corazón sufriente y alegre podemos entender mejor el amor sin tasa que mana del Corazón de Cristo”. Que no es, como el propio autor señala, una “devocioncilla de viejas beatas”, sino una devocionaza de curas santos y viriles en los que nuestra fe se apoya y consuela cada vez que desfallece. Y, contemplándose en curas como Pablo Cervera, recupera su latido brioso.»
Un pueblo llamado Fátima
Que la Virgen eligiera Fátima, un lugar desconocido y anónimo, para manifestarse a tres pastorcillos, pobres y sencillos, el 13 de mayo de 1917, llamó la atención de las personas interesadas en encontrar alguna explicación a esta especial intervención...