Rémi Brague, prestigioso historiador francés, ha abordado en sendas entrevistas en Il Foglio y Le Figaro la situación que vivimos en relación al islamismo, dejando varias advertencias que ayudan a comprender mejor la encrucijada en que nos encontramos.
Así, sobre el lenguaje que usamos para referirnos a los ataques yihadistas, señala: «el miedo a nombrar al enemigo es una vieja tradición. Se prefiere hablar vagamente de “ideologías”: usar el plural es conveniente, un poco como cuando se habla de “religiones”. Del mismo modo preferimos utilizar el acrónimo Daesh antes que decir Estado islámico, para evitar mencionar el islam».
Y sobre la violencia yihadista, nos advierte Brague que no deberíamos centrarnos sólo en ella, sino ir hasta aquello que la genera: «la violencia es sólo un medio que, como tal, tiene un objetivo». ¿Cuál? A lo que responde: «la implementación, a nivel mundial, de una legislación que no es más que una forma u otra de la sharia, capaz de decidir sobre la moralidad individual, la familia, la economía,… incluso de gobernar el sistema político».
El gran equívoco, el gran error de perspectiva, continúa Brague, es que «los europeos miran a todas las religiones basándose en el modelo del cristianismo. Reducen así cualquier religión a lo que ven en las diferentes confesiones cristianas: actos de culto, oraciones, eventualmente ayunos y peregrinaciones. Lo que no tiene nada que ver con esto se considera que queda fuera de la esfera religiosa. Pero para el Islam la religión es esencialmente la aplicación de la ley de Dios, que lo establece todo: cuándo rezar y ayunar, qué comer, cómo vestir, y así con todo».
Y sobre la legitimidad del Estado islámico para tomar el nombre de «islámico», señala Rémi Brague que «careciendo del poder de distribuir certificados de ortodoxia islámica, diré que si bien es cierto que el Estado Islámico no coincide con todo el islam, también es verdad que es una de tantas formas del islam». Y añade que «representan un intento de hacer revivir, con los medios de hoy en día, las prácticas que las biografías más antiguas atribuyen al mismo Mahoma, al buen ejemplo».
Jesús es la salvación para todas las personas y todos los pueblos.
«A Él, el Salvador del mundo, le pido hoy que guarde a nuestros hermanos y hermanas de Irak y de Siria, que padecen desde hace demasiado tiempo los efectos del conflicto que aún perdura y, junto con los pertenecientes...