Cada vez que ocurre algún suceso notable aparecen expertos dispuestos a analizar lo que sea haciendo caso omiso de la realidad. Por eso, a la hora de reflexionar sobre el terrorismo yihadista, quizás sea el momento de dejar de lado las grandes proclamas y fijarse en una serie de datos que nos permitan sacar algunas conclusiones:
— Bruselas, ciudad «religiosamente correcta»: la capital belga fue una de las primeras ciudades europeas en sustituir las vacaciones de Navidad y Semana Santa por vacaciones de invierno y primavera.
— En 2011 una cuarta parte de la población de Bruselas era musulmana. Hoy ya son casi un tercio del total.
—En Molenbeek, el barrio bruselense de población mayoritariamente musulmana de donde han surgido numerosos terroristas yihadistas, el 23% de los jóvenes de entre 18 y 25 años cobran el subsidio social. Los habitantes de Molenbeek tienen una renta un 11% inferior a la media bruselense, pero el porcentaje de personas que reciben subsidios y ayudas sociales es un 70% superior al de la media en la misma ciudad.
—El terror yihadista es mucho más que los atentados de París o Bruselas. Desde inicios de 2016 la Yihad ha provocado una media de dos atentados cada semana. Principalmente en Oriente Medio, pero también, de modo especialmente intenso durante los últimos meses, en África, con atentados en Mali, Burkina Fasso, Costa de Marfil, Nigeria, Camerún, Níger y Somalia.
— Las redes del Estado Islámico en Europa no se limitan a Bruselas. Los arrestos producidos con posterioridad a los atentados de Bruselas han tenido lugar en Francia, Bélgica, Alemania, Holanda, Suecia e Italia.
—En una encuesta realizada en Gran Bretaña el pasado verano, el 51% de los musulmanes británicos estaban a favor de poder elegir someterse a la jurisdicción de la sharia, el 20% respondió que la violencia estaba justificada para hacer de la sharia la ley en el país. Otro 25% apoyaba la violencia contra aquellos que ofenden al islam.
— El diario inglés The Independent ha publicado una investigación realizada en las prisiones británicas en la que se desvela que, al menos en diez prisiones, los imanes encargados de la atención a los presos musulmanes difunden propaganda yihadista y les animan a «asesinar a los apóstatas o a los que rechazan la fe musulmana». A principios de 2016 habían 12.000 musulmanes presos en Inglaterra y Gales.
— En Francia hay cien Molenbeek. El ministro socialista francés de Juventud y Deportes, Patrick Kanner, ha declarado que en Francia hay cien barrios con «similitudes potenciales» al de Molenbeek en Bruselas. Francia cuenta con 751 ZUS (Zona Urbana Sensible), banlieues problemáticas, en las que viven actualmente cinco millones de musulmanes.
— Desde 1970, el número de mezquitas en Francia se ha multiplicado por 24, pasando de cien a 2400. Otras 400 más están previstas para los próximos años. Se calcula, además, que hay en la misma Francia hasta cien mezquitas clandestinas.
—En los últimos meses no paran de crearse por toda Francia nuevas escuelas privadas impulsadas por grupos salafistas. En la actualidad, según advertía recientemente Le Figaro, ya hay 5.000 alumnos en este tipo de establecimientos.
—Según Interpol 5000 europeos han partido a combatir a Siria en las filas del Estado Islámico. Se desconoce cuántos han regresado. Francia es la que ha aportado más en términos absolutos, unos novecientos yihadistas, Bélgica la que más en relación a su población: por cada millón de habitantes, 41 han partido hacia Siria.
—El director de la Oficina Central de Investigaciones Judiciales de Marruecos, Abdelhak Khiame, anunció hace pocas semanas que su país había abortado veinticinco ataques terroristas en su territorio. Añadió que «es muy posible que DAESH utilice armas químicas contra países europeos. Las sustancias utilizadas en el ataque que la agencia marroquí abortó en febrero están disponibles en el comercio en cualquier país europeo».
— Kosovo se ha convertido en un centro yihadista. A lo largo de un eje geográfico que va desde Pristina a Bosnia, operan los seguidores de Bilal Bosnic (el imán reclutador que en Italia ha radicalizado a diferentes grupos de yihadistas). Hay casi una decena de predicadores que tienen una doble misión: canalizar a los inmigrantes que llegan a Europa a través de la ruta de los Balcanes para tratar de interceptar a los más vulnerables y adoctrinarlos, y al mismo tiempo acoger a los árabes –hasta ahora tunecinos, egipcios e iraquíes– que se reúnen en Kosovo, en los enclaves salafistas de Pristina y Restelica, donde se preparan para entrar en Europa a través del estrecho de Otranto.
Explica Giovanni Giacalone, un investigador del ISPI: «Kosovo es un estado frágil, por decirlo suavemente. Si bien estos predicadores itinerantes están acogiendo a nuevos yihadistas árabes, está claro que no se ha hecho una prevención eficaz para combatir el terrorismo en Kosovo y que la coordinación europea no ha funcionado. Durante años se sabía que Kosovo era un país con alto riesgo de radicalización. El hecho de que la ruta de los Balcanes se haya reforzado hasta este punto significa una cosa: estamos ante una fase de la infiltración de islamistas muy avanzada. No hay que dejar desatendida nuestra puerta oriental de entrada en Europa: los Balcanes».