Hoy me gustaría volver a la cuestión de la custodia según una perspectiva particular: la perspectiva educativa. Mirad a José como el modelo de educador, que preserva y acompaña a Jesús en su camino de crecimiento «en sabiduría, edad y gracia», como dice el evangelio de Lucas (2.52)
(…) José fue el ejemplo de Jesús y el maestro de esta sabiduría, que se alimenta de la palabra de Dios. Podemos pensar como José enseña al niño Jesús a escuchar las Escrituras, especialmente acompañadas del sábado en la sinagoga de Nazaret. Y prueba de esta profundidad está la sorpresa cuando tenía doce años del Templo de Jerusalén. Lo encuentran tres días más tarde, mientras discute con los doctores de la Ley, que estaban asombrados de su sabiduría. He aquí: Jesús está lleno de sabiduría, porque Él es Hijo de Dios, pero el Padre celestial se sirve de la colaboración de san José para que su hijo pudiera crecer «lleno de sabiduría» (Lc 2,40).
Respecto a la gracia José la hizo única e insuperable. De hecho, se había casado con la mujer que está «llena de gracia» (Lucas 1,28), y él sabía que Jesús fue concebido por el Espíritu Santo. Por lo tanto, en este campo de la gracia, su labor educativa fue apoyar la acción del Espíritu en el corazón y la vida de Jesús, en armonía con Nuestra Señora. Esta educación es la más específica de la fe, la oración, la adoración, la aceptación de la voluntad de Dios y de su designio. Especialmente en esta dimensión de la gracia, José educa a Jesús principalmente por el ejemplo: un ejemplo de un «hombre justo» (Mt 1,19) que siempre es guiado por la fe, y que sabe que la salvación no es por la aplicación de la ley, sino por la gracia de Dios, su amor y su fidelidad.
Francisco: fragmentos de la audiencia del 19 de marzo de 2014