El presidente de Bolivia, Evo Morales, ha fracasado en su intento de convertirse en presidente vitalicio. Tras diez años en el poder y tres elecciones ganadas, Morales planteó un referéndum para cambiar la Constitución y poder así aspirar a la recandidatura infinita del líder cocalero.
El resultado es especialmente sorprendente, pues se da por descontado que Morales y su partido realizan prácticas al límite de lo legal, cuando no directamente fraudulentas, y a pesar de todo no han conseguido la victoria en el referéndum. Tras los pasos de Hugo Chávez, Morales ha desarrollado un socialismo populista que retuerce las leyes según sus intereses y pasa por encima de las garantías, que controla con mano de hierro los medios de comunicación, llevando al límite del cierre a los medios críticos, y que no acepta ninguna entidad que no se pliegue a sus dictados, empezando obviamente por la Iglesia católica. Entre los múltiples ejemplos de este modo de obrar cabe citar el caso de la cadena radiofónica Erbol, propiedad de la Iglesia y que se encuentra en el punto de mira del gobierno tras haber denunciado la apropiación indebida de casi 500 millones de dólares del Fondo Indígena por parte de funcionarios vinculados al partido de Morales. La derrota en el referéndum supone, pues, un golpe importante para los planes de Morales que, no obstante, tiene aún tres años de gobierno por delante.
Elecciones en Israel: contra todo pronóstico gana Netanyahu, pierde Obama.
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