El número de turistas en Vietnam no para de aumentar (92.500 visitantes en 1988; 1,5 millones en 1996; 7,5 millones en 2013; 45 millones en 2015), convirtiendo al sector turístico del país en una pieza fundamental de su economía, con un peso en el PIB superior al 4%. Con el fin de potenciar aún más este sector en alza, el gobierno, dominado por el partido comunista, impulsó en 2011 un Plan Estratégico con vistas a alcanzar los sesenta millones de visitantes en 2020, elevando la facturación del sector por encima de los 18-19 mil millones de dólares al año. Entre las políticas previstas en dicho plan se encuentra la ampliación de la gama de oferta turística, para lo cual el régimen comunista de Hanói no ha dudado en expropiar numerosos templos, tanto budistas como cristianos.
Sin embargo, como comenta Javier Lozano en Actuall.com, un pequeño grupo de monjas de la orden de las Amantes de la Santa Cruz se han convertido en un símbolo de resistencia frente a la dictadura comunista que gobierna con mano de hierro desde hace 40 años y hace de Vietnam uno de los países donde se persigue a los cristianos de manera más dura. Su convento, situado en el barrio de Thu Thiem de la ciudad Ho Chi Minh (antigua Saigón), lleva ya varios años en el punto de mira de la autoridades vietnamitas pero aún no han logrado vencerlas. Y es que las monjas han logrado unir a las distintas profesiones religiosas y comunidades del país en la defensa de la libertad religiosa, denunciando ante la opinión pública la arbitrariedad del gobierno. En uno de los últimos intentos de derribar el convento y su escuela, miles de personas (incluidos budistas, protestantes y fieles de religiones tribales) acudieron al lugar para impedirlo, logrando que el gobierno suspendiera su actuación.
Las hermanas Amantes de la Santa Cruz son una orden femenina fundada por el misionero francés Pierre Lambert de la Motte en el año 1671, cuando era vicario apostólico de la Conchinchina. Fue la primera orden nacida en Asia y cuenta actualmente con más de cuatro mil religiosas repartidas principalmente en 24 comunidades de Vietnam así como en Laos, Tailandia y Estados Unidos. Su principal dedicación es el cuidado y ayuda de enfermos, mujeres y niños, especialmente los marginados por la sociedad, trabajo con el que se han ganado el respeto, la admiración y el cariño de todo el pueblo. «La Congregación ha trabajado con niños y personas de la comunidad realizando actividades espirituales, caritativas y sociales -afirmaba el Consejo Interreligioso- y ha traído muchos beneficios culturales y éticos a las generaciones más jóvenes y a la gente que vive en la comunidad».
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