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Disculpe las molestias,
La redacción
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San José, después de la Santísima Virgen, fue el primer y más perfecto adorador de Nuestro Señor. La vida de san José fue una vida de adoración a Jesús, pero de perfecta adoración.
Murillo a través de esta pintura nos muestra que el amor de Dios es tan concreto como el amor de una familia, poniéndonos como ejemplo, precisamente, a la Sagrada Familia con Jesús, María y José.
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