De la kipá a la cruz, de Élie Setbon, Jean-Marie, Madrid, Rial, 2017

De la kipa a la cruz» es la autobiografía de Jean-Marie Élie Setbon y su conversión. Una vida donde el amor a Dios será el eje central y el motor del cambio que llevará a un rabino ultraortodoxo con siete hijos a ser un católico practicante fervoroso.
Jean-Marie nació en 1964 en París en una familia judía pero asimilada, es decir que no sigue la mayoría de las tradiciones y leyes judías como podría ser respetar el Shabat o comer Kosher. Es criado con una cierta apatía hacia el judaísmo, esto hará que tarde unos años en descubrir que es judío y lo que eso significa. Los primeros años de la infancia de Jean-Marie son como los de cualquier niño del extrarradio de París, en los que comparte muchas horas de juegos con no judíos.
Pero Jean-Marie desde muy joven empieza a sentir una atracción mística hacia Cristo que le lleva a hacer escapadas habituales para visitar la basílica del Sacré-Coeur. A medida que pasa su infancia Jean-Marie, se va dando cuenta de su identidad judía que lo diferencia de un francés cualquiera. Esto también le hace entender que una conversión es considerada como una traición al pueblo judío y mantiene sus escapadas en secreto.
A los quince años los padres de Jean-Marie preocupados por su comportamiento, deciden cambiarlo a un colegio privado judío. En el nuevo colegio sufre un proceso de transformación, aprende hebreo, lee la Torá, descubre la historia de Israel, y comienza a nacer en él un gran sentimiento de nacionalismo sionista que le llevará progresivamente a convertirse en un judío practicante. En este camino es cuando toma conciencia de la incompatibilidad total que existe entre el judaísmo y Cristo y se ve obligado a renunciar al cristianismo. En todo este proceso de conversión sionista, la vida de Jean-Marie cambia por completo, ahora pone como única prioridad ser un buen judío y acercarse lo máximo posible a Dios. Deja de frecuentar sus antiguas amistades ya que no son judías y empiezan a aflorar tensiones en casa, debido a la rectitud con la que vive el judaísmo y su poca tolerancia con la actitud de su familia.
A los 18 años Jean-Marie decide empezar sus estudios rabínicos e ir a Israel a un programa sionista de tres años. Lo primero que hará en Israel será pedir la nacionalidad, esto conllevará que tenga que asistir al servicio militar, incluso será destinado durante un tiempo al Líbano.
Tras la conclusión de estos primeros tres años Jean-Marie decide quedarse en Israel, su búsqueda interior para acercarse más a Dios le lleva a buscar un yeshivá de la Torá, más espiritual, por eso decide integrase a un grupo de judíos ultraortodoxos y proseguir sus estudios allí. A pesar de avanzar en sus estudios, Jean-Marie cada vez se siente más alejado de Dios. La oración judía al estar tan codificada no deja lugar a la oración espontánea ni a la meditación, impidiéndole tener una relación personal con Dios.
A los 25 años, tras ocho años en Israel, Jean-Marie vuelve a Francia para evitar volver a hacer el servicio militar y continúa con sus estudios rabínicos en París. En este periodo es cuando en la búsqueda constante de Dios, Jean-Marie cambia de escuela judía y pasa a ser un judío lubatich una variante del judaísmo Hadid.
Jean Marie ya en Israel había empezado sin éxito su búsqueda de una mujer, en Francia retoma esta intención y la encuentra. Con 26 años se casa con Martine una judía-francesa lubatich. Una vez casados deciden que para poder seguir los estudios de Jean-Marie lo mejor es volver a Israel. Pero en Israel Martine no es feliz y tras cuatro años deciden volver a Francia, donde tendrán siete hijos.
Durante los años en Israel Jean-Marie ha tenido algún acercamiento esporádico a Cristo, pero tras regresar a Francia le es imposible no retomar su relación con Jesús y volver a asistir a misa y a comulgar. Empieza así una doble vida en la que se convierte en un rabino con crucifijo. Ésta durará unos años hasta que, al ser descubierto por su mujer, decida dar marcha atrás.
Tras el nacimiento del séptimo hijo la desgracia asolará a la familia. Martine se pondrá enferma y finalmente al cabo de dos años de enfermedad fallecerá. Jean-Marie tendrá que ocuparse de una familia de siete hijos y por eso dejará de ejercer como rabino. En este camino su relación con Dios se verá afectada, cada vez estará más alejado de la Ley y tradición judía, ya que verá necesaria una relación menos formal y más personal con Dios.
Jean-Marie tendrá dos momentos de inflexión que le harán empezar su búsqueda activa de Cristo, uno en la playa donde experimentará en primera persona la intercesión del Espíritu Santo y un segundo viendo la película de Juan Pablo II, que le llevará a descubrir a san Juan de la Cruz.
La Providencia también se hará presente en la búsqueda de los católicos. En su primer intento se pondrá en contacto con un carmelita y más adelante conocerá a las hermanas de Belén, unas monjas contemplativas de clausura que lo invitarán varias veces a su monasterio.
Así Jean-Marie hará el catecumenado y a los 44 años se bautizará y empezará una nueva vida. El primer cambio más radical lo sufrirá al volverse sensible al sufrimiento de cualquiera, no solamente al de los judíos y a rezar por todos sin necesidad de conocerlos. Además, el perdón pasará a formar parte de su día a día y conseguirá la ansiada relación personal con Dios.
El cambio en la vida de Jean-Marie de judío a católico no solamente lo afectará a él, sino que también a sus siete hijos. Su hija mayor en aquel momento lleva catorce años siendo educada como una judía practicante. La Providencia juega en esto un papel fundamental, ya que la mayoría de los hijos se bautizarán y abrazarán la fe de su padre.
De la kipá a la cruz nos acerca al judaísmo, a entender por qué a pesar de ser un judío que no sigue ni la tradición ni la Ley, sin embargo permanece el sentimiento de pertenencia al pueblo judío. Por otro lado, a medida que avanza la vida de Jean-Marie el lector se sumerge en la vida de un judío ultraortodoxo y le permite ver qué es lo que le falta para acercarse a Dios. Jean-Marie también nos da a conocer a lo largo del libro la lucha interna que vive entre la tradición y Cristo. En definitiva, esta es una historia de amor a Jesús.