Es extraño que el padre Casanovas no fuese tomista –decía el padre Orlandis– porque todos los jesuitas que él admiraba, el padre Lebreton y otros franceses, eran tomistas». Yo le comenté que, seguramente, su entusiasmo por Balmes explicaba este hecho. Añado, incidentalmente, algo sobre el sentido del balmesianismo del padre Casanovas, del que tengo un recuerdo muy preciso por lo que me dijo también el padre Orlandis.
Me refirió que, en una conversación circunstancial con el padre Florí, discípulo de Casanovas y conocido estudioso de Balmes, le dijo el padre Orlandis: «Yo soy más balmesiano que ustedes». «¿Cómo?» –preguntó el padre Florí–. «Porque a Balmes le importaba, más que la negación de la distinción real de la esencia y la existencia, el tener una actitud de pensar con libertad. Esto es lo que yo hago con mi tomismo, y por esto he podido ser tomista».
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