A principios del año 1684 es madre María Catalina Melin, del mismo convento de Paray y que ya conocía a la hermana Margarita María. Era una monja dulce y caritativa y designó a la madre Margarita María como asistente; la Comunidad ratificó dicha elección. Así empezó el apostolado de la madre Margarita.
El Sagrado Corazón le continúa dando gracias para desempeñar este puesto y prepararla para el puesto que va a recibir a finales del mismo año: Maestra de novicias. Las mismas novicias lo han pedido. Los rasgos principales de su dirección fueron: la observancia estricta de las Reglas y la devoción al Sagrado Corazón.
En este momento, es decir algunos meses después del nombramiento, los jesuitas de Paray hacen llegar a la madre Superiora un ejemplar del libro del padre Claudio de la Colombière Retiro espiritual, en el cual el autor describe las apariciones del Sagrado Corazón y a la persona que recibe estos mensajes.
Dicho libro es leído en el comedor a la Comunidad que reconoce en la madre Margarita María a la persona citada en el libro y en el recreo siguiente a la comida, sonrojada y confundida, solo puede contestar al resto de las hermanas: «No tengo sino motivos para gozarme de mi abyección».
En este momento, diez años más tarde de la Gran Aparición, empieza a ser de dominio público la nueva devoción. Las novicias fueron en este principio las más favorables a la misma y tras la insinuación de la madre Margarita, preparan para el viernes siguiente de la fiesta de Corpus la celebración de la gran fiesta del amor. Margarita dibuja una imagen del divino Corazón, la coloca sobre el altar de la capilla del Noviciado e invita a las novicias a acercarse a Él. Un mes más tarde, en la fiesta de santa Margarita, 20 de julio de 1685, repiten la misma ceremonia y se consagran, la M. Maestra y las novicias, al divino Corazón. ¡Día radiante para Margarita!
Como le había dicho el Señor, hubo opositores a esta devoción. Y así fue, pues en poco tiempo, galicanos, jansenistas, protestantes e incluso alguna de las monjas de Paray se opusieron. Ante esta actitud de muchas personas y grupos, Jesús se le aparece a Margarita y le dice: «Nada temas. Reinaré a pesar de mis enemigos». En este momento en el convento de Paray, la Madre Superiora había prohibido a la Madre Margarita María, la comunión de los primeros viernes y ella recibió de Nuestro Señor Jesucristo el encargo de hablar con la madre
Melin para que le permitiera la Comunión de aquel primer viernes. Margarita, no se atreve a pedirle esto a la madre Melin y consulta con la M. Des Escures, la monja de la comunidad más opuesta a las apariciones, ésta le dice que lo haga y consigue la autorización de comulgar.
Al año siguiente el día antes de la celebración de la fiesta del Amor, el 21 de junio de 1686, la Hna. Des Escures le pide a la Hna. Margarita una linda imagen del Sagrado Corazón y ella misma la coloca sobre la verja donde Margarita había recibido las revelaciones y pide a toda la comunidad que vayan a tributar honores a su adorable Corazón. Toda la comunidad se consagró este día al sagrado Corazón.
Paralelamente la devoción se fue extendiendo por otros lugares gracias a la correspondencia de las M. Saumaise y Greyfié, que se hicieron apóstoles de esta devoción en sus conventos y en aquellos en los que podían influir. También los novicios que tuvo el padre de la Colombière en Aviñón, entusiasmados por su maestro extendían la devoción de palabra y por escrito, siendo los principales los padres Croiset, Gallifet y Villette. La Hna. Margarita le escribe a la M. Greyfié: “Ahora moriré contenta, puesto que el Sagrado Corazón de mi Salvador comienza a ser conocido y yo desconocida”.
El divino Corazón ensancha la esfera del apostolado, que se va extendiendo y dispone que la M. Margarita deje de ser maestra de novicias, en mayo de 1687, y sea de nuevo asistente de la comunidad, lo cual será los próximos tres años hasta su muerte. A partir de ahora podrá entregarse completamente al apostolado de su divino Esposo, incitando a religiosos y seglares ya sea por carta o a través del locutorio y con imágenes del divino Corazón a hacerse amantes de éste, tanto a extraños como a sus hermanos carnales, para ello dice «Proceder en todo suavemente, aunque también con energía y eficacia».
Empiezan a aparecer libros en los distintos monasterios de la Visitación escritos por las mismas Hnas, también aparece, en Dijon, la misa del Sagrado Corazón que es celebrada por el mismo obispo de la diócesis.
El día de la fiesta de la Visitación de 1688, estando la M. Margarita ante Jesús Sacramentado se ve atraída hacia el Corazón divino, y tiene una gran visión: junto al Corazón de Cristo, con sus llagas se le aparecen a un lado la Stma. Virgen y al otro san Francisco de Sales, el padre de la Colombière y las religiosas de la Visitación. La Santísima Virgen invita a sus hijas de la Visitación y al padre Claudio: Si a las Hijas de la Visitación se les ha confiado el encargo de dar a conocer, amar y distribuir a los demás ese tesoro, a los padres de la Compañía de Jesús les está reservado el presentar y dar a conocer su utilidad y valor, a fin de que el pueblo cristiano lo aproveche, recibiéndolo con respeto y agradecimiento a tan señalado beneficio.
En septiembre de 1688 se erige una capilla del Sagrado Corazón en el jardín, que es inaugurada con la primera peregrinación de sacerdotes y cientos de fieles, mientras la M. Margarita María asiste a ella arrodillada, inmóvil como una estatua abismada en el Corazón de su Esposo.
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