Introducción
LA experiencia física de la cruz es una gracia absolutamente necesaria para crecer en la fe cristiana y una ocasión providencial para configurarnos con Cristo y adentrarnos en las profundidades de lo inefable» así se expresa el cardenal Robert Sarah en su libro Dios o nada queriendo señalar que, como dijo Tertuliano hace veinte siglos, la sangre de los mártires es semilla para la Iglesia. Según Sarah, el continente africano ha sido y es un pulmón para la Iglesia por haberse mantenido cerca de la cruz y, en consecuencia, de Cristo mismo y por ello puede ser ahora luz para un Occidente descristianizado.
Este artículo pretende exponer brevemente la situación actual de la Iglesia en África, la persecución que sufren allí los cristianos y los frutos de la labor misionera. Por ser Nigeria uno de los países con más persecución y, no casualmente, con mayores frutos, será objeto principal de este escrito.
La expansión del yihadismo islámico
Según el último informe de Ayuda a la Iglesia Necesitada, en África subsahariana se han dado el 90% de los casos de persecución religiosa en 2023. En Nigeria se han producido el 82% de los asesinatos a cristianos a causa de su fe. En el mismo informe se señala la expansión del yihadismo islámico como la causa principal de la persecución religiosa en el continente. El 24 % de África es víctima de una persecución considerada extrema según Ayuda a la Iglesia Necesitada.
La fundación ACN constata como es en la zona del Sahel, que es la que tiene mayor persecución religiosa, donde aumenta el número de cristianos. La zona del Sahel que abarca desde el Chad a Mali afronta una gran crisis desde que las tropas militares occidentales empezaron a retirarse. La Iglesia apenas puede abrir instituciones como hospitales y escuelas por la islamización del territorio, pero eso no impide que la gente siga acudiendo a la Iglesia para pedir ayuda. Ayuda a la Iglesia Necesitada inició a finales de 2023 una campaña para posibilitar que los niños desplazados puedan acudir a la escuela incluso financiándoles todos los gastos. El obispo de la diócesis de Dédougou (Burkina Faso) relata lo doloroso que resulta ver llegar a los desplazados con las pocas pertenencias que pueden cargar con las manos. Las familias de su diócesis, aunque pobres también, acogen a los refugiados. A pesar de ello, en Burkina Faso son abundantes las vocaciones al sacerdocio: en la diócesis de Koupela hay 67 seminaristas. Asimismo, los sacerdotes del país se preocupan de ofrecer formación constante a los cristianos. Por ello, algunos de los donativos se destinan a la compra de catecismos y biblias para poder ofrecer catequesis. Uno de los sacerdotes, el padre Etienne Sawadogo, destaca que la lectura de la biblia es fundamental para poder leer su persecución a la luz de sus textos.
Mozambique padece también una gran persecución. El pasado 30 de diciembre, la aldea de Namande sufrió un ataque reivindicado más tarde por el ISIS. Los yihadistas publicaron más tarde fotos de la aldea destruida en sus redes sociales. Muchos de los poblados de Mozambique han tenido que formar sus propios grupos de defensa puesto que las autoridades no son capaces de controlar a los grupos extremistas de musulmanes.
La Iglesia en Sudán también se encuentra en una situación de crisis desde el año pasado, provocada por el enfrentamiento entre el ejército y el grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido. Son ya miles las personas desplazadas que buscan refugio en la Iglesia. El misionero Nicolás Martín relata cómo el problema del conflicto se ve agravado por el clima extremo del país (normalmente 39 grados) empeorando la situación de los desplazados. El padre Martín explica que las instituciones de la Iglesia han sido ocupadas por los bandos combatientes que les han quitado también sus coches y sus provisiones.
La República Democrática del Congo es uno de los países de África en el que los cristianos corren mayor peligro. Las minas del Congo son la fuente principal de cobalto, material empleado para la fabricación de ordenadores y coches, por lo que diversos grupos rebeldes pelean por el control de las minas. Durante los últimos 10 años la guerra por el cobalto ha causado la muerte de 4 millones de congoleños. La guerra, según un informe de ACN, tiene difícil solución al ser una cuestión en la que intervienen intereses económicos y políticos, además de religiosos. Los grupos terroristas atacan especialmente a líderes religiosos y a los lugares de culto. La Iglesia se ocupa especialmente de cuidar de los niños abandonados. Los misioneros del Sagrado Corazón han creado varios centros de acogida en las diócesis para los niños abandonados. El centro Bakhita se ocupa de las niñas y jóvenes abandonadas, dándoles educación y formación para ayudarlas a salir de su situación.
Nigeria es uno de los países de África con más persecución religiosa. Las autoridades civiles son acusadas no sólo de no frenar el extremismo islámico, sino también de colaborar en la desaparición y asesinatos de los no musulmanes. Una de las principales causas de tensión son los conflictos entre los pastores de la etnia fulani, musulmanes, y los agricultores sedentarios, en su mayoría cristianos. La Navidad pasada los fulanis atacaron a un grupo de cristianos dejando 300 muertos. El periodista nigeriano Masara Kim informó a Ayuda a la Iglesia Necesitada de cómo había sido el ataque que sufrieron los cristianos en Nochebuena: «Cientos de asaltantes invadieron más de 30 pueblos –al menos 20 de ellos simultáneamente–, disparando a la gente con ametralladoras, incendiando casas y provocando el desplazamiento de miles de habitantes que perdieron sus hogares y bienes». Tras el ataque en Nochebuena los locales cuentan que las fuerzas de seguridad tardaron 12 horas en llegar. Los civiles denuncian la impasibilidad de las fuerzas de seguridad que sólo realizan alguna detención, pero que nunca concluye con un juicio. El padre Dewan cuenta, en un informe de ACN, cómo la población ante un ataque pide refugio en la Iglesia, pero nunca a las instituciones gubernamentales.
Según un informe de Intersociety, cada vez que las vacas de los pastores fulanis se encuentran bajo «amenaza» las autoridades colaboran en secuestros y desapariciones. Las autoridades, en cambio, no reaccionan ante el ataque y las amenazas de los musulmanes contra cristianos y no musulmanes. De ahí que sea habitual en Nigeria decir que la vida de una vaca musulmana valga más que la de un cristiano. Los pastores fulani destruyen a menudo las granjas y las cosechas de los cristianos provocando la escasez de víveres entre la población cristiana. Cuenta el padre Dewan: «La hambruna, que ya existía antes, se ha visto agravada por estos ataques. Durante la última temporada agrícola, muchos campesinos no pudieron acudir a sus granjas debido a ataques previos. Los que consiguieron cultivar y recoger sus cosechas se han encontrado con que todo ha quedado reducido a cenizas en este último episodio de atentados».
Desde 2015 se percibe una islamización de las tropas militares de Nigeria con tal de conseguir que sean cada vez más radicales y no se opongan a los ataques terroristas que padecen los cristianos. La radicalización de las tropas se da a la vez que crece la amenaza del grupo terrorista Boko Haram que desde 2009 ha sembrado el terror en el país. En el informe de Intersociety se acusa al gobierno nigeriano de haber promovido la extensión del terrorismo fulani por otros países de África como República Centroafricana, Mozambique, la República Democrática del Congo y otros. El informe constata con preocupación que, desde el 30 de agosto de 2015 hasta el 31 de diciembre de 2023, las fuerzas de seguridad nigerianas han participado en operaciones que han causado la muerte de 100.000 personas, muchas de las cuales fueron torturadas y otras condenadas a muerte sin la posibilidad de un juicio justo, sin contar con los miles de desaparecidos que hay en todo el país.
Los nigerianos se quejan de la falsa narrativa del conflicto que se hace en Occidente como si la disputa fuese una guerrilla entre agricultores y ganaderos. El padre Dewan asegura que no es posible explicar el conflicto sin el elemento religioso.
Fidelidad a Cristo en medio de la persecución
Nigeria, a pesar de la cruel persecución que padecen allí los cristianos, es el país de África con más vocaciones al sacerdocio. Hay más de 6.500 seminaristas en el país, cuya formación sería imposible de no ser por las ayudas de los donantes. Alewa Richard Luka, seminarista de la región de Panshkin, explica la dificultad añadida que tienen los seminaristas a la hora de dar su sí a Dios: la presión económica para ayudar a sus familias. Según Alewa Richard las familias realizan también una gran renuncia al permitir las vocaciones de sus hijos, familias que, tal y como cuenta él, a duras penas comen una vez al día. Dice Alewa que él con su vocación al sacerdocio quiere ser esperanza para su pueblo, quiere ser un sacerdote que se dedique a Dios con todo su ser para así poder servir plenamente a los demás.
Juan Pablo II en la exhortación apostólica Ecclesia in Africa dijo dirigiéndose a los africanos: «Míralo, en las palmas de mis manos te tengo tatuada». Sí, en las palmas de las manos de Cristo, ¡traspasadas por los clavos de la crucifixión! El nombre de cada uno de vosotros, africanos, está escrito en esas manos». El cardenal Robert Sarah asegura, siguiendo a san Juan Pablo II que el sufrimiento en África ha mantenido a los cristianos unidos a Cristo de una forma especial. África, según Sarah, ha sido un pueblo capaz de darse cuenta de que «sólo hay un punto sólido que asegure el equilibrio y la consistencia del hombre: la cruz». El calvario en el que se encuentran los cristianos africanos no es un sufrimiento en vano, tal y como dice Sarah: «El calvario es la cima del mundo, desde donde podemos verlo todo con otros ojos, los ojos de la fe, del amor y del martirio: los ojos de Cristo».