Según el informe «Lista mundial de la persecución 2024» más de 365 millones de cristianos en el mundo sufren altos niveles de persecución y discriminación a causa de su fe. A nivel mundial, 4.988 cristianos fueron asesinados en ataques por razones religiosas y más de 278.000 personas han sido forzadas a huir de sus hogares y vivir en la clandestinidad, por el hecho de seguir la fe cristiana. Es probable que las cifras sean mucho más elevadas, pero no siempre se denuncian.
En este informe, se desarrolla una lista con los cincuenta países donde más violencia y discriminación se ejerce contra los cristianos. El país que ocupa el primer lugar es Corea del Norte ya que los cristianos no tienen otra opción que practicar su fe de forma totalmente clandestina. Según «la comisión estadounidense de libertad religiosa» Corea es uno de los 17 países involucrados en violaciones «sistemáticas, continuas y graves» a la práctica del culto. Corea del Norte es conocida por ejecutar, torturar y maltratar físicamente a las personas por su fe o sus actividades religiosas.
Hacia un sistema totalitario y perseguidor
Sin embargo, este país fue una vez un centro de adoración cristiana. A principios del siglo XX su capital era conocida como la Jerusalén oriental debido a sus más de dos mil iglesias. En particular, la influencia cristiana se intensificó durante la ocupación japonesa de Corea (1910-1945), cuando los cristianos se convirtieron en un componente importante de la resistencia coreana contra el dominio colonial.
Sin embargo, en el año 1948 Corea del Norte se proclamó como estado independiente bajo el nombre de República Popular Democrática de Corea y desde entonces fue dirigida por Kim Il Sung, al inicio como primer ministro y luego como presidente y líder supremo, hasta su muerte el 8 de julio de 1994. Tras su fallecimiento fue declarado «Presidente eterno». La República Popular Democrática de Corea se define como un «Estado popular socialista», rigiéndose a través de un sistema de partido único y una muy fuerte dictadura o predominio estatal sobre los medios de producción.
Kim Il Sung fue el político, militar y presidente norcoreano creador de la ideología «Juche» que impuso un régimen opresivo donde los cristianos no tenían otra opción que practicar su fe de forma totalmente clandestina.
La ideología «Juche», también conocido como socialismo al estilo coreano o pensamiento Kim Il Sung, variante coreana del leninismo, es la línea oficial de pensamiento del Estado.
Lo único que se permite es el culto a la familia Kim, que está en el poder desde hace décadas y a la que la población está obligada a adorar como si de dioses se tratara, y una acusación de este tipo implica la condena a campos de trabajo. Kim Il Sung es para siempre el «presidente eterno» y es considerado de naturaleza divina. Y sus descendientes, ahora Kim Jong Un y anteriormente Kim Jong Il también lo son.
Es un país donde el culto a la personalidad del líder supremo es omnipresente, cualquier forma de lealtad que no sea hacia el régimen se considera una amenaza. Por ello, cualquier Dios o religión que reste protagonismo o no entronice como centro del universo al Partido-Patria-Kim debe ser eliminado. Así ha ocurrido con los cristianos y los budistas, prácticamente eliminados del país.
Los cristianos se han convertido en blancos principales de la persecución estatal. Sin embargo, a pesar de los riesgos, muchos norcoreanos han abrazado el cristianismo, ya sea a través de misioneros clandestinos, transmisiones radiales o contactos con cristianos chinos en la frontera. Estas comunidades de fe se ven obligadas a operar en secreto, celebrando servicios en hogares privados y compartiendo biblias en forma de contrabando. Las biblias y materiales religiosos, como los evangelios, se pasan de contrabando de forma encubierta a través de la frontera china y se distribuyen a las iglesias clandestinas por medio de una red secreta.
Si se descubre algún cristiano o que expresa algún interés en Cristo o la Biblia es considerado enemigo del estado. A los cristianos norcoreanos los arrestan por hacer encuentros de oración.
El 30 de abril del 2023, en la aldea de Tongam, la policía incautó decenas de folletos bíblicos y arrestó a los cinco miembros de la misma familia por reunirse en una casa de campo para rezar y profundizar en la lectura de la Biblia y por ello los condenaron a trabajos forzosos. La policía había sido advertida por un informante que los había denunciado y los agentes de policía los detuvieron y enviaron a campos de reeducación. En la aldea de Tongam ya se habían llevado a cabo redadas como éstas durante la dictadura de Kim Jong-Il dado que esta región siempre ha tenido fuertes lazos con la religión cristiana.
La señora An Eun-Sa, que tiene 63 años y oculta su identidad bajo este nombre ficticio, se ha pasado una década encerrada en una cárcel de Corea del Norte y otra más en un campo de trabajo por creer en Dios y difundir la Biblia. Fue condenada por el delito «de difundir supersticiones y prácticas religiosas».
El gobierno norcoreano ve a los cristianos como traidores y agentes extranjeros que socavan la estabilidad del Estado. Como resultado, las redadas de la policía secreta son frecuentes, y los que son descubiertos practicando su fe se enfrentan a consecuencias graves. La detención en campos de trabajo forzado o campos penitenciarios en Corea del Norte es conocida como kwanliso. Es común y se suelen arrestar a aquellos atrapados con biblias o participando en actividades religiosas.
Los cristianos se enfrentan a la constante amenaza de ser denunciados por vecinos o incluso por miembros de su propia familia. Es decir, hay un requisito que se exige y es que todos los norcoreanos actúen como informantes, de tal manera que los hijos pueden espiar a sus padres. De ser descubiertos, los cristianos se enfrentan a una dura persecución por parte del gobierno y de los miembros de la comunidad, a quienes se les exige que sirvan como informantes del gobierno. Incluso aquellos que conocen la actividad cristiana, pero no la denuncian al gobierno, son castigados como enemigos del régimen. El requisito del gobierno de que todos los norcoreanos actúen como informantes se aplica incluso a los miembros de la familia, ya que a los niños se les enseña a espiar a sus padres desde una edad temprana. Cuando se descubre a un cristiano, el gobierno castiga a toda la familia con el fin de incentivar las denuncias. A pesar de la amenaza de persecución y la fuerte presión social, los cristianos de Corea del Norte se mantienen firmes en su fe.
Los analistas cristianos y seculares estiman que unos 30.000 cristianos están sufriendo actualmente en prisión y campos de trabajos forzados donde pasan hambre, los hacen trabajar en exceso y son torturados.
En Corea del Norte utilizan el término de «Judas» para identificar a informantes y traidores y, por lo tanto, a las personas que carecen de lealtad o que apuñalan por la espalda a sus amigos. Es curioso que en un país teóricamente ateo y contrario a las religiones se use este término que se refiere al discípulo que traicionó a Jesús con un beso. Prueba de ello es la historia de una joven que le había confiado a su amigo que quería huir a China cuando se reabrieran las fronteras y el joven delató su proyecto a las autoridades quienes detuvieron y castigaron a la joven. Los vecinos de casa y habitantes comenzaron a llamar «Judas moderno» al traidor.
Ser descubierto como cristiano en Corea del Norte es una sentencia de muerte. Los creyentes son asesinados en el acto, al igual que sus familiares. Si no, son deportados a campos de trabajos forzados como criminales políticos, donde les espera una vida de durísimo trabajo constante a la que pocos sobreviven. Los cristianos en Corea del Norte no tienen ningún tipo de libertad. Les es casi imposible reunirse para el culto y, de lograrse, debe hacerse bajo estricto secreto y mucho riesgo.
El trato tan deplorable que reciben los creyentes está motivado por la opinión del régimen autoritario de que los cristianos suponen una grave amenaza para los dirigentes y la sociedad del país. La llamada Ley contra el pensamiento reaccionario, promulgada en diciembre de 2020, especifica claramente que ser cristiano o poseer una biblia es un delito grave y será severamente castigado.
A pesar de los peligros y constantes amenazas de persecución, los cristianos se siguen manteniendo firmes en su fe. Muchos de ellos han descubierto que la forma más segura y eficaz de guardar la palabra de Dios es memorizando la Biblia.
Conclusión
Esta nación extremo oriental, culturalmente participa y está muy influenciada por unos vecinos culturales pobladísimos y bastante incómodos que son la inmensa China, y el poderoso y activo Japón. La historia ha demostrado que el Asia profunda, China, Japón e India más las llamadas naciones indochinas, Corea, la multitud de las islas malayas, etc. ha sido la zona del mundo más habitada y más resistente a la penetración cristiana. En todo este mundo asiático solo una nación, Filipinas, es mayoritariamente católica. Gran hazaña de la España histórica, hoy olvidada.
En este panorama misional la península de Corea tiene una personalidad propia, consistente en que los propios coreanos se buscaron misioneros, no se los encontraron. Japón fue evangelizado por san Francisco Javier en el siglo XVI con gran éxito inicial sobre todo en la gran ciudad de Nagasaki. Por cierto, con una intención posiblemente contaminada de malignidad diabólica, fue una de las dos ciudades víctima de la destrucción atómica en 1945. San Francisco Javier murió a las puertas de la China. En el siglo XVII una persecución terrible ahogo el catolicismo japonés. El padre Ricci, jesuita, inicio la evangelización de China en la misma corte imperial. Los primeros cristianos de Corea parece fueron convertidos por japoneses. No hubo misioneros sacerdotes blancos hasta el siglo XVII que fueron buscados expresamente por coreanos en China. La persecución en Corea se inicia a mediados del siglo XIX y su principal mártir es el primer sacerdote coreano san Andrés Kim, cuya festividad se celebra el 20 de septiembre junto con los demás mártires norcoreanos.
El cristianismo actual en Corea del Sur es muy vivo y creciente. Confiamos que los mártires coreanos antiguos y actuales consigan que el actual régimen comunista desaparezca del Norte, y se expanda el cristianismo en ambas Coreas.