Dentro de un año hay elecciones en Polonia, pero para las instituciones de la Unión Europea la campaña electoral ya ha empezado. Y es que estamos asistiendo al increíble espectáculo de instituciones europeas que se ponen explícitamente del lado de los partidos de la oposición, intervienen en las decisiones nacionales y sancionan y multan a un gobierno legítimamente elegido, castigando precisamente a quienes más refugiados han acogido y más han ayudado a los ucranianos, algo que esas mismas instituciones promueven.
Así, el pasado 5 de junio, el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas ha vuelto a rechazar las
reformas de la justicia promovidas por el gobierno polaco, y eso después de que Varsovia hubiera llegado a un acuerdo con Bruselas, que ahora ha quedado en papel mojado y que ha motivado que el gobierno de Varsovia haya calificado la maniobra como una «farsa política indecente de jueces corruptos». A esta decisión se une la petición de los grupos de la izquierda en el Parlamento Europeo para constituir una misión de observación electoral «a gran escala» de cara a las elecciones polacas, como las que se hacen en países donde hay serias dudas sobre la limpieza de las elecciones. La
supuesta imparcialidad de la Unión Europea y el principio de no injerencia en cuestiones internas de cada uno de los estados que la conforman es cada vez más algo perteneciente al pasado: la UE sostiene un programa ideológico y los estados deben plegarse al mismo o cargar con las pesadas consecuencias.
No obstante, no todo han sido malas noticias para Polonia en este mes de junio: el Tribunal Europeo
de Derechos Humanos ha desestimado una serie de demandas que pedían la anulación de la abolición
del aborto eugenésico en Polonia. Sin pronunciarse sobre el fondo de la cuestión, el Tribunal ha dictaminado que las demandantes no podían alegar personalmente ser «víctimas» de esta abolición, ya que no estaban embarazadas ni esperaban un hijo con discapacidad. De esta manera se mantiene en vigor la decisión del Tribunal Constitucional polaco de 22 de octubre de 2020, que dictaminó que el aborto eugenésico es contrario a los principios constitucionales de respeto a la vida humana y a la dignidad, de la que está dotado todo ser humano desde antes de nacer. En la batalla en defensa de
la vida de los más indefensos queda mucho por hacer, pero estamos ante una buena noticia que refuerza los pasos dados contra la cultura de la muerte por el gobierno polaco.
La lucha por la explanada de Jerusalén se intensifica
Si hay un enclave hacia el que todos los ojos se dirigen y contra el que todas las tentativas de paz se estrellan, éste es Jerusalén. La ciudad santa, destinada a ser capital de la paz, es hoy el...