La revista La Nef publicaba recientemente una interesante entrevista al padre Jean-Christophe Thibaut, gran especialista en las «nuevas espiritualidades», con motivo de la aparición de su libro Les nouveaux visages de l’ésotérisme. Occultisme, guérisseurs, magie, l’inquiétante déferlante.
En ella el padre Thibaut llama la atención sobre un fenómeno muy actual: la fascinación por la magia y el esoterismo. Y aunque no es posible dar cifras precisas, lo cierto es que los sociólogos notan el desarrollo de una «mentalidad mágica» que afecta a todas las clases sociales, tanto en la ciudad como en el campo. De hecho, las últimas encuestas revelan que uno de cada cuatro franceses consulta a los videntes y que el 58% dice creer en una ciencia oculta, aunque son sobre todo los jóvenes los que se dejan seducir por el esoterismo (el 70% de los jóvenes de 18 a 24 años tienen una opinión favorable). Y, frente a los 65.000 sacerdotes y religiosos con que cuenta el país galo, ya hay más de 100.000 astrólogos y médiums declarados.
Estamos asistiendo –advierte el padre Thibaut– a un resurgimiento de la brujería, el espiritismo y el chamanismo, que son vistos como «espiritualidades liberadoras» frente a «prácticas religiosas encerradas en dogmas y ritos», donde cada cual puede buscar a la divinidad como quiera. Se prefiere la meditación a la oración o la sofrología, hipnosis, yoga, reiki, etc. a la misa.
Sin embargo, señala el padre Thibaut, estas pseudo-espiritualidades nada tienen ya de religioso porque la búsqueda de algo trascendente es sólo un pretexto para la búsqueda de uno mismo (bienestar, paz interior, salud física y mental, etc.). De hecho, todas ellas se basan en principios derivados del antiguo paganismo, de manera que al adherirnos a este pensamiento rechazamos todo lo que Dios nos ha revelado desde Abraham hasta Jesucristo.
Ahora estamos asistiend –advierte el padre Thibaut– a un resurgimiento de la brujería, el espiritismo y el chamanismo, que son vistos como «espiritualidades liberadoras».
El esoterismo –afirma con fuerza el padre Thibaut– es una forma de idolatría y la magia siempre nos vincula a un demonio. Practicar la magia es abrir la puerta a las fuerzas demoníacas, cuyo objetivo prioritario es nuestra condenación. Por ello, deben cerrarse esas puertas al diablo con determinación, volviendo a Dios mediante el sacramento de la reconciliación o, a veces, pidiendo la ayuda de la oración de exorcismo y liberación cuando sea necesario.
Termina la entrevista el padre Thibaut llamando la atención sobre la importancia de hablar de este tema y recomendando el tener cuidado con los métodos de relajación («terapias seductoras que, por el hecho de que “funcionen”» no significa necesariamente que sean buenas»), la literatura fantástica (donde a veces «se destilan mensajes de tipo esotérico») y las series de televisión (que «dan un lugar privilegiado a la brujería y la magia mientras presentan el cristianismo en su aspecto más cursi»). Nos toca a nosotros permanecer alerta.
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