LAS dos últimas elecciones que han tenido lugar en Europa han arrojado resultados similares.
Tanto en Suecia como en Italia se han alzado con la victoria coaliciones de derechas que abogan por limitar la inmigración y combatir la inseguridad.
Evidentemente, ambos países son muy diferentes, pero en ambos ha vencido el voto de protesta de las
capas de población más golpeadas por la inmigración en masa y la inseguridad física y cultural.
En Suecia, la política de los socialdemócratas ha generado barrios que se han convertido en verdaderos ghettos islámicos, donde la ley sueca no impera, donde reina la ley islámica y la violencia de las bandas. La combinación de islamización y auge de la criminalidad organizada (no son raros los ajustes de cuentas con intercambio de granadas) han convertido la antigua sociedad «idílica» socialdemócrata
en un infierno cotidiano para millones de suecos.
En Italia, ha sido Giorgia Meloni, la líder del partido que surgió de la reconversión del antiguo MSI (una
alianza de postfascistas y monárquicos), la vencedora con un 26% de votos, a los que se unen Berlusconi y Salvini, con algo más del 8% de los votos cada uno, lo que les da la mayoría en ambas cámaras.
Meloni es la única de la coalición de centroderecha que no apoyó al tecnócrata Draghi, lo que le ha hecho recoger el voto de protesta frente a un gobierno que ha impuesto medidas de extrema dureza en la lucha contra el Covid y que se ha mostrado incapaz de controlar las consecuencias de los brutales confinamientos, en especial la galopante inflación que empobrece a los estratos más populares.
Pocos días antes de las elecciones la presidenta de la Comisión europea, Ursula von der Leyden, advirtió a los italianos de que no votaran a Meloni, amenazándoles de que, en caso contrario, la Unión Europea tiene herramientas para actuar contra un gobierno nacional díscolo. Esta declaración supone una vuelta de tuerca más de los burócratas europeos en su intento de imponer sus directrices a las
naciones que componen la UE, pues nunca se habían pronunciado sobre a quién se debe votar. A la vista de los resultados parece que las declaraciones de Von der Leyden han sido contraproducentes.
Constitución en Barcelona del «Aula de teología desde el Corazón de Cristo»
A petición del director del Instituto Santo Tomás de la Fundación Balmesiana y en presencia del presidente de honor de la Fundación, don Juan José cardenal Omella, arzobispo metropolitano de Barcelona, el patronato de dicha Fundación aprobó el pasado...