El 15 de octubre el político británico sir David Amess (1952-2021), casado y con cinco hijos, murió asesinado a manos de un joven británico musulmán de ascendencia somalí mientras atendía a los ciudadanos de su circunscripción (Southend West) en Leigh-on-Sea (Essex).
Amess, uno de los diputados conservadores más antiguos de la Cámara de los Comunes del Reino Unido, «llevó a cabo su vocación de católico en la vida pública con generosidad e integridad –afirmó el cardenal Vincent Nichols, el arzobispo de Wensmister, al saber lo sucedido–. Sirvió en el Parlamento durante cuatro décadas y fue respetado por todos los partidos políticos en la Cámara. Su muerte prematura es una gran pérdida».
Tras su fallecimiento en tan trágicas circunstancias muchos han elogiado su papel como «servidor público de los más altos principios inspirados por su fe católica y su compromiso de promover el bien y el bienestar de sus electores y de la sociedad en general», destacando su labor en el mantenimiento de las relaciones diplomáticas entre el Reino Unido y el Vaticano con la creación en 2006 de un Grupo Parlamentario de Todos los Partidos con la Santa Sede (APPG) cuando desde el Ministerio de Exteriores se querían reducir dichas relaciones sin supervisión parlamentaria, el patrocinio de la organización benéfica pro-vida Right To Life UK y la promoción de leyes para ayudar a los más vulnerables (pobres, enfermos, bebés no nacidos, mujeres con dificultades por sus embarazos, etc.) o contra el maltrato animal. «Estoy impresionado –escribió en una carta el arzobispo Gallagher, secretario de Relaciones con los Estados de la Santa Sede, al presidente del APPG – por las innumerables expresiones no sólo de dolor, sino también de testimonio de su bondad, generosidad, fe e integridad».
Entre los homenajes tributados a sir David Amess destacó el del diputado laborista Mike Kane, quien, tras resaltar su profunda fe católica y su práctica de la doctrina social de la Iglesia (dignidad, solidaridad, subsidiariedad hasta el enésimo grado cuando se trataba de Southend y una opción preferencial por los pobres y el cuidado del medio ambiente), sugirió la introducción de una nueva enmienda (la enmienda Amess) al proyecto de Ley de Policía, Crimen, Sentencia y Tribunales, para que exista el derecho legal a que los moribundos puedan recibir asistencia religiosa y los últimos sacramentos en cualquier situación.
Dicha enmienda viene motivada por la negativa de la policía de permitir al padre Jeff Woolnough, párroco en Leigh-on-Sea, administrar la extremaunción a Amess mientras era atendido por los sanitarios en la escena del crimen, hecho que aún refleja el secular menosprecio inglés por el catolicismo, que perdura en algunos aspectos de la vida pública de dicho país a pesar de la emancipación legal de los católicos (hasta 1829 no pudo haber católicos en el Parlamento británico) y el cambio sobre el concepto que de ellos se tenía producido en el siglo xix.
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