Esta destrucción sistemática de la ley natural significa la destrucción de la naturaleza del ser mismo, por algo es una ley inscrita en el corazón del hombre (Rom 4,14-15) y como estableció Benedicto XVI
en el congreso sobre la ley moral natural (12 de febrero de 2007): «De ella brotan los demás principios más particulares, que regulan el juicio ético sobre los derechos y los deberes de cada uno (…) La ley natural es, en definitiva, el único baluarte válido contra la arbitrariedad del poder o los engaños de la manipulación ideológica». Y esa es la amenaza, porque de la misma manera que el aborto ha pasado de mal menor a derecho, y el divorcio de ser un daño necesario para salvar el matrimonio a menospreciar el vínculo matrimonial, el poder librado a la suerte de un puñado de votos además puede consagrar todas las barbaridades que el entorno europeo asuma.
J.MIRÓ I ARDÉVOL,
«España, el estado que rompió con la ley natural»,19 de marzo de 2021