«Consiguióse esta victoria en el primer domingo de octubre de 1571, día que la religión de Predicadores tenía consagrado, como todos los primeros domingos de cada mes, al culto de Nuestra Señora del Rosario; y en éste, especialmente encomendaba a Dios el buen suceso de las armas católicas, por mandato del Sumo Pontífice san Pío V, el cual, en reconocimiento de tan señalada merced como recibió toda la Cristiandad de la Madre de Dios, consagró este día a su culto, con el título de “Santa María de la Victoria”».
P. Rivadeneira, S.I.: Vida y misterios de Nuestra Señora