A pesar de las presiones de la ONU (que ha amenazado con retener sus fondos para luchar contra el Covid-19 si no se plegaba a sus instrucciones) y de los lobbies internacionales, el presidente de Ecuador, Lenín Moreno, vetó el nuevo Código de Salud, rebautizado como «Código de Muerte», que preveía, entre otras de las medidas incorporadas en sus 405 artículos, la liberalización del aborto, la introducción de la ideología de género en las escuelas, los vientres de alquiler o la eutanasia. Las primeras discusiones sobre el Código comenzaron ya en 2012 y en el año 2017, cuando era candidato a la Presidencia de la República, Moreno pidió su suspensión. Desde entonces, el texto ha pasado por todo el proceso legislativo hasta que ahora ha sido detenido por el propio Moreno.
El mes de septiembre ha sido testigo de una masiva movilización en oposición al Código de Salud, con el apoyo explícito de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana y con acciones que han incluido huelgas de transporte público, caravanas pidiendo el veto o la entrega, el 24 de septiembre, de más de cien mil firmas
en el Palacio de la Presidencia de la República pidiendo el veto que ahora se ha hecho realidad.
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