Alexandre Devecchio describe en Le Figaro una de las facetas del movimiento Black Lives Matter, el «decolonialismo», que pretende sustituir la desgastada lucha de clases por una revitalizada lucha de razas: «En realidad, tras las legítimas cuestiones sobre el racismo o los abusos policiales, las movilizaciones de los últimos días revelan el avance de una nebulosa militante llamada movimiento decolonial. El movimiento decolonial sigue siendo poco conocido por el público en general, que a menudo lo confunde con el antirracismo más tradicional. En una nota fascinante, publicada por la Fundación Jean-Jaurèsen 2017, Gilles Clavreul, antiguo delegado interministerial para la lucha contra el racismo y el anti-semitismo y cofundador de Printemps républicain, intentó hacer una radiografía y trazar su genealogía. Este movimiento nació en 2004, cuando se aprobó la ley que prohíbe el velo en las escuelas y después de la segunda intifada. El PIR (Partido de Indígenas de la República) de Houria Bouteldja, núcleo duro del movimiento decolonial, proclamó en su manifiesto fundacional que “Francia ha sido un Estado colonial y sigue siendo un Estado colonial”. La idea es simple: las potencias coloniales siguen siéndolo, pero de manera diferente (es el poscolonialismo);y las personas de los países anteriormente colonizados (llamados “sujetos poscoloniales” o “dominados”) siguen estando oprimidos, especialmente los musulmanes, que supuestamente son las víctimas de una administración pública “racista e islamófoba”. En este sistema de pensamiento el “hombre blanco occidental” queda atrapado para siempre en un estatus de opresor mientras que las minorías son víctimas para siempre. Para este nuevo antirracismo la idea de que las distinciones entre individuos deben basarse en el mérito y no en las diferencias del color de la piel se considera pura hipocresía. La corriente decolonial propone fundar la lucha contra el racismo en la exaltación dela pertenencia étnica. La “lucha de clases” es reemplazada por “la lucha de razas” porque, según ellos, es “la dominación poscolonial de los blancos” y no “la división social” lo que explicaría la marginación de los hijos de la inmigración.
El nuevo Imperio protestante y el Kulturkampf
El triunfo a finales de febrero de 1848 de la revolución en Francia, que supuso el fin de la monarquía de Luis Felipe de Orleans y la proclamación de la Segunda República Francesa, tuvo un enorme impacto en toda...