Riccardo Pedrizzi escribe un preciso análisis en la publicación italiana Formiche de lo que fue y es la teología de la liberación a propósito del cincuentenario (1969-2019) de la publicación del libro «Hacia una teología de la liberación», de Gustavo Gutiérrez. Tras repasar los dos documentos con los que la Congregación para la Doctrina de la Fe diseccionó los errores de esta corriente heterodoxa, «Libertatis nuntius» del 6 de agosto de 1984 y «Libertatis conscientia» del 22 de marzo de 1986, Pedrizzi señala un hecho significativo:
«Contrariamente a las consignas que, incluso hoy, circulan hasta en el mundo católico acerca de la teología de la liberación, es evidente que no fue un fenómeno religioso espontáneo, porque si lo hubiera sido, habría sido distinto en cada país y habría adoptado características diferentes según las situaciones políticas, económicas y sociales locales; y tampoco nació de las necesidades religiosas y espirituales de la llamada base, ya que la difusión simultánea y ordenada de ciertos eslóganes y de ciertos leit-motiv uniformes presuponía, por el contrario, una red capilar de operadores pastorales, activistas, organizaciones y recursos financieros de notable entidad. No arraigó en áreas agrícolas y entre poblaciones indígenas o subdesarrolladas, sino al contrario, lo hizo especialmente en los suburbios de los grandes centros urbanos, entre el proletariado más sindicalizado y politizado».
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