El pasado 2 de diciembre y ante cerca de mil quinientos fieles, el nuncio de Su Santidad, monseñor Renzo Fratini, –acompañado del obispo de Getafe, Ginés García Beltrán, y su obispo auxiliar, José Rico Pavés, y ocho prelados más– abría la Puerta Santa de la basílica del Cerro de los Ángeles de Getafe y daba comienzo así al Año jubilar del Sagrado Corazón.
Durante el acto el obispo de Getafe destacó que «este Año jubilar no tiene la intención de mirar el pasado con nostalgia pero sí con agradecimiento, con un corazón agradecido con los beneficios que durante años hemos recibido del Señor y que en nuestra España se han traducido en frutos de santidad».
Frutos de santidad (como los miles de mártires que hubo apenas veinte años después) que tuvieron, sin duda, como semilla el gran movimiento de consagración de las familias al Sagrado Corazón que precedió al acto de consagración de nuestro país en 1919 y que propició el intenso clima espiritual que vivió España las décadas después.
Este movimiento fue impulsado por el infatigable apóstol, padre Mateo Crawley, que en su visita a España en 1914 fundó treinta y ocho centros de su «Obra de entronización del Corazón de Jesús en los hogares». La iniciativa caló pronto entre los fieles de nuestro país y se extendió por toda la geografía española gracias a la labor del Apostolado de la Oración.
Muestra de ello es la carta, publicada en La Vanguardia, que el papa Benedicto XV hacía llegar a la señora duquesa de la Conquista el 27 de marzo de 1916: «Digno de la católica España ha sido al pensamiento de establecer en la ciudad de Madrid, a la vista misma de la corte real, una Junta de nobles damas con el fin de promover la consagración de las familias al Corazón de Jesús, colocando la venerada imagen, como trono de dominio y de gloria, en el sitio más insigne y más decoroso de las habitaciones domésticas. Esta piadosa empresa interpreta fielmente el vivo deseo que ya expresamos con tal motivo en ocasiones anteriores, y en modo especial en la carta de 27 de abril del año pasado, al egregio padre Mateo Crawley-Boevey, fundador de la benemérita obra de consagración de las familias católicas al Sagrado Corazón de Jesús. Por esto, la noticia de la fundación de la Unión de damas españolas del Sagrado Corazón nos ha traído complacencia y consuelo, haciéndonos concebir la esperanza que la saludable institución no deje de producir copiosos frutos, propagando el conocimiento, el amor y el reinado de Jesús».
Vista la eficacia sobrenatural de esta iniciativa, los organizadores de los actos de conmemoración del centenario de la consagración de España al Sagrado Corazón instan a todos los devotos del Corazón de Cristo a difundir por parroquias y movimientos eclesiales esta piadosa práctica (se puede descargar el material preparado para ello en https://corazondecristo.org/familias/) con el fin de que en esta ocasión se cosechen también abundantes frutos de santidad en nuestra patria.
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