Vivimos tiempo de «memoria histórica» sesgada, en los que se blanquea a unos y se demoniza a otros según convenga. Eso sí, el número de hechos que no encajan con el discurso oficial no para de crecer. Como este dato que recogía en Italia recientemente el diario Il Giornale: «En las regiones orientales de Alemania, en 1945, fueron violadas al menos 1,4 millones de mujeres. Los soldados soviéticos no se detenían ante niñas y ancianas, y mucho menos ante las prisioneras de guerra rusas que encontraron en los campos de concentración, culpables, a sus ojos, de haberse dejado capturar vivas por los nazis». Se trató de la «mayor violación sistemática de masas de la historia». Y sin embargo un silencio culpable se extiende sobre estos hechos.
El padrenuestro que nos salva y lo ridículo del laicismo
Tras los atentados terroristas de Barcelona y Cambrils se han sucedido, a lo largo y ancho de España y el mundo entero, minutos de silencio en solidaridad con las víctimas. Bienintencionados pero insuficientes. En Sanlúcar una voz osó quebrar...